Puertas Abiertas • 23 mar. 2023
Las cristianas sufren persecución por ser mujeres y seguir a Jesús
Según el departamento de investigación de Puertas Abiertas, los 20 países más peligrosos para las mujeres son:
En estos países, incluidos en la Lista Mundial de la Persecución 2023, las niñas y mujeres cristianas están atrapadas en una compleja red de vulnerabilidad. Ya se encuentran en desventaja ante la ley o la sociedad, pues carecen de educación formal y a menudo son económicamente dependientes, incluso en situaciones de indigencia.
Sin embargo, sus vidas empeoran cuando deciden seguir a Jesús y quedan aún más atrapadas en esta red de injusticia y violencia. Estas desventajas funcionan como un interés compuesto en el banco, que en conjunto no hacen sino aumentar el daño causado tanto a las mujeres y niñas como a las familias y comunidades donde viven.
De los 20 países más peligrosos para las mujeres cristianas, 12 se encuentran en África subsahariana, estos son: Nigeria, Camerún, Somalia, Sudán, Etiopía, Níger, Malí, Mozambique, Eritrea, Burkina Faso, República Centroafricana y República Democrática del Congo. Esto significa que ser mujer en este territorio tiene una gran influencia a la hora de enfrentarse a la persecución.
¿Cómo es la persecución de las mujeres cristianas en el África Subsahariana?
Existen varios factores que contribuyen a la persecución religiosa de las mujeres. Algunas normas y prácticas culturales y tradicionales discriminatorias hacen que las mujeres y las niñas sean más vulnerables a la persecución. La falta de penalización legal de la violencia doméstica y las agresiones sexuales conyugales deja a las mujeres desprotegidas.
Las costumbres tradicionales e incluso algunas leyes perpetúan la persecución de niñas y mujeres cristianas en el África subsahariana.
Además, los patrones de asentamiento y la sobrepoblación de las viviendas crean oportunidades para la violencia por motivos religiosos en lo que debería ser el espacio personal protegido más básico para mujeres y niñas.
En las regiones del norte de Nigeria, las mujeres cristianas son blanco de secuestros, desplazamientos forzosos, trata, asesinatos y violencia sexual. La violencia de género está impulsada principalmente por las acciones de grupos extremistas islámicos como BoKo Haram y los extremistas fulani.
¿Cómo es la persecución a las mujeres cristianas en Medio Oriente?
Las mujeres que deciden seguir a Jesús en Medio Oriente se enfrentan a la persecución de familiares, vecinos y agentes del gobierno. Las convenciones sociales, las expectativas familiares y las restricciones legales combinadas ejercen presión sobre las niñas y las mujeres.
Pero el mayor riesgo al que se enfrentan las mujeres cristianas es el de ser acosadas y agredidas sexualmente. Durante el dominio del Estado Islámico, la violencia sexual ha adoptado formas extremas, como la esclavitud sexual. Las consecuencias de estos abusos persisten, aunque los radicales islámicos no estén en el poder.
"Para restaurar el honor familiar, las mujeres, incluidas las cristianas, pueden ser obligadas a casarse con el agresor. Los niños nacidos de agresiones sexuales o de estos matrimonios serán registrados oficialmente como musulmanes", explica un analista de Puertas Abiertas.
La imposición del uso de un vestido es un intento de demostrar el poder de una religión. En las zonas de Siria controladas por los islamistas, como Idlib, un experto regional afirma que las mujeres cristianas "tienen que cubrirse completamente y desaparecer del espacio público por miedo a la violencia". Esta situación es habitual en países de mayoría islámica como Egipto, donde una mujer cristiana fue agredida por no llevar el hiyab (velo islámico).
¿Cómo es la persecución digital a las niñas y mujeres cristianas?
Aunque las nuevas tecnologías facilitan la difusión del Evangelio y ponen en contacto a cristianos de distintos países, también pueden utilizarse para perseguir a las niñas y mujeres que siguen a Jesús.
Los gobiernos utilizan métodos de vigilancia digital y control de movimientos para rastrear e identificar a los cristianos y las actividades de las iglesias. Sin embargo, cuando se trata de controlar el acceso y vigilar la vida de las personas, son los miembros de la familia y la comunidad quienes se encargan de ello.
Cristianas de origen musulmán son obligadas a dejar que sus hermanos, esposos y padres registren sus teléfonos móviles
El objetivo de la persecución digital es conformar a las mujeres a las políticas del gobierno y mantener la vigilancia para que actúen de acuerdo con las expectativas de la familia y la comunidad. Cuando una cristiana convertida es descubierta por su familia, lo primero que ocurre es la pérdida de acceso a teléfonos móviles y ordenadores, para interrumpir el contacto con otros seguidores de Jesús. "Una mujer convertida fue golpeada, encerrada en su habitación, maltratada verbalmente y obligada a casarse con un musulmán, todo porque su familia encontró mensajes de texto cristianos en su teléfono", asegura un especialista de Puertas Abiertas.
Los perseguidores disponen cada vez de más herramientas digitales, como la explotación de servicios de localización, aplicaciones espía y cámaras ocultas para rastrear y controlar a las víctimas. Estas tecnologías digitales se aprovechan para exacerbar las pautas existentes de violencia de género e introducir nuevas modalidades de abuso.
"En esta cultura no hay intimidad para las mujeres ni para las niñas. Se espera que la mujer deje su teléfono donde cualquiera pueda verlo. Tiene que ser totalmente transparente. Algunos esposos tienen una aplicación específica para controlar el teléfono de su esposa", concluye otra colaboradora.
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