Puertas Abiertas • 17 ago. 2021
Cuatro países latinoamericanos hacen parte de la Lista de Observación 2021
Ayer, Puertas Abiertas explicó en qué consiste la Lista de Países en Observación (LPO) y qué criterios se utilizan para elaborar el ranking de países donde es más difícil vivir como cristiano. La Lista Mundial de la Persecución (LMP) presenta tres niveles de persecución de los seguidores de Jesús, que son: extrema (81 a 100 puntos), severa (61 a 80 puntos) y alta (41 a 60 puntos).
Como la LMP sólo reúne a los 50 países con mayor grado de persecución, no todos caben en la clasificación, y los demás países hostiles a los cristianos están en la Lista de Países en Observación (LPO). Hoy hablaremos de la persecución de los cristianos en los países de América Latina, que tuvo un gran aumento en el puntaje y se destacó en la LPO.
¿Qué países latinoamericanos están en la Lista de Observación?
Además de la presencia de dos países latinoamericanos en la Lista Mundial de Persecución 2021 (Colombia y México), otros cuatro países latinoamericanos están presentes en la LPO 2021: Cuba, Nicaragua, Honduras y El Salvador.
Cuba y Nicaragua mostraron un aumento significativo en sus puntuaciones y subieron más de diez puntos con respecto al año pasado y se destacan en la LPO 2021. En Cuba, este aumento está relacionado con el incremento de la persecución contra los líderes y las congregaciones eclesiásticas. Los cristianos que no están de acuerdo con las propuestas de la nueva Constitución, especialmente los temas relacionados con la defensa de la vida y la familia, son considerados por el gobierno como oposición. Además, se denunciaron más incidentes de persecución relacionados con la censura, la denegación de visas, los impedimentos para salir del país, las detenciones, la vigilancia y otras acciones llevadas a cabo por el gobierno con el objetivo de reprimir las actividades cristianas.
Por su parte, en Nicaragua, aunque se produjeron menos incidentes violentos contra los cristianos que el año anterior, se produjo un aumento de la presión durante la pandemia de COVID-19. La razón es el aumento de la represión, principalmente contra los líderes de la iglesia. Se les reprime por su apoyo a los manifestantes que el gobierno califica de "terroristas" por defender la justicia social y por sus actividades en defensa de los derechos humanos.
En Honduras, el principal tipo de persecución al que se enfrentan los cristianos es la corrupción y el crimen organizado. Las medidas de confinamiento de COVID-19 han ayudado a las bandas a aumentar sus dominios territoriales. Los seguidores de Jesús que se oponen a las actividades delictivas pueden enfrentarse a hostilidades mediante extorsiones, palizas, amenazas de muerte, acoso sexual contra las hijas de los cristinaos e incluso a la muerte. Los líderes de las iglesias no pueden llevar a cabo sus actividades con libertad porque son vigilados o señalados por los líderes de las bandas, especialmente cuando los cristianos promueven una cultura antiviolencia para evitar que los adolescentes se unan a la delincuencia.
En El Salvador, el principal tipo de persecución al que se enfrentan los seguidores de Jesús es también la corrupción y el crimen organizado. Los cristianos que predican y actúan contra la influencia de las bandas criminales se enfrentan a un entorno hostil y no pueden moverse libremente ni organizar actividades eclesiásticas sin pedir permiso al líder criminal local. Se ven obligados a pagar por la protección. Además, los líderes cristianos que trabajan para mantener a los jóvenes alejados de las bandas y los padres que intentan evitar que sus hijos se unan a los grupos son víctimas de represalias; a veces tienen que huir de la comunidad o incluso del país.
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