Puertas Abiertas • 12 sep. 2024
Mauricio Vázquez y su familia han sufrido la mayor persecución de su vida sólo por ser cristianos en el sur de Chiapas, México
Mauricio Vázquez, indígena del sur de Chiapas (México), y su familia han sufrido persecución por ser cristianos. Desde muy pequeño, Mauricio trabajó en el campo. Sus padres le enseñaron a trabajar la tierra y desde entonces, como la mayoría de los indígenas de la región, ha dedicado su vida a sembrar frijoles, café, hortalizas y cebollines. "Esta es la fuente de ingresos para alimentar a mi familia", afirma. En 2022, su fe en Jesús fue la razón por la que la comunidad le quitó su certificado agrario, un documento que garantiza la propiedad de la tierra en la región y le permite trabajar como agricultor.
"La persecución comenzó cuando acepté al Señor Jesús. Primero, las autoridades de la comunidad intentaron quitarme el título de propiedad de mis tierras. Luego me quitaron el certificado para que no pudiera trabajar en mis tierras, nos encarcelaron a mi esposa y a mí durante 24 horas y, por último, nos prohibieron el acceso al agua potable y a los servicios públicos. Pasamos siete meses así", cuenta Mauricio, recordando los momentos en que su vida cambió para siempre.
En su comunidad, el cristianismo está prohibido por los líderes tradicionales. La única religión permitida es la versión del catolicismo enseñada por los líderes de la iglesia católica y cualquiera que crea en algo diferente puede enfrentarse a graves consecuencias, como el encarcelamiento, el linchamiento, la expropiación de tierras, la interrupción del suministro de servicios básicos e incluso el exilio.
"Para creer en Dios, hay que adorar imágenes y participar de las tradiciones. La comunidad cree que debe orar a los santos para que envíen lluvia y celebrar festivales tradicionales. Existe el acuerdo de que si alguien abandona la fe católica, debe abandonar el territorio y la comunidad. Piensan que nuestra fe no viene de Dios y que engañamos a la gente para quitarles su dinero", explica.
Resistir a la persecución
Mauricio y su esposa fueron detenidos tras ser perseguidos por miembros de su comunidad
Renunciar al evangelio o abandonar la comunidad fue una amenaza continua durante meses. Cada vez que veían a Mauricio y a su familia, se burlaban de ellos o los amenazaban. Los miembros de la comunidad también le dijeron que debía pagar una multa de 1.205 dólares por romper el acuerdo de creer sólo en la religión católica. "No quería renunciar a mi fe porque cuando busqué a Dios en las tradiciones, no obtuve resultados. Eso sólo ocurrió cuando encontré realmente al Dios vivo, que curó a mi hija tras un accidente que casi la mata", cuenta Mauricio.
Fue una época difícil debido a las constantes oleadas de amenazas y acoso de la comunidad. "Todos sufrimos mucho. Nos amenazaban y, después de eso, mis hijos tenían mucho miedo de salir de casa y mi esposa estaba demasiado estresada cada vez que tenía que ir a buscar agua potable. Nos ignoraban por completo. A nadie de la comunidad se le permitía hablar con nosotros", añadió.
En 2022, durante un culto de acción de gracias en casa de Mauricio, un hermano, conocedor de su situación, le sugirió que buscara a Puertas Abiertas. "Cuando la organización se enteró de nuestra situación, empezaron a ayudarnos. Nos dieron comida mientras todo se solucionaba y nos presentaron a un abogado que se hizo cargo de nuestro caso y luchó por la restitución de mi certificado de propiedad", cuenta Mauricio.
Gracias a los esfuerzos del abogado, Mauricio y su familia pudieron permanecer en la comunidad y, tras unos meses de asesoramiento jurídico, consiguieron que se les restituyera el certificado agrario. Aunque la comunidad se negó a devolvérselo a menos que Mauricio renunciara a su fe, el abogado hizo una nueva petición al alcalde y a la delegación del gobierno para que le dieran un nuevo certificado con la misma validez. Además, Puertas Abiertas ayudó a iniciar un diálogo entre Mauricio y su comunidad para llegar a un acuerdo.
Ayuda a cristianos indígenas mexicanos
Muchos cristianos perseguidos en México viven en lugares remotos, en situaciones precarias y con escaso acceso a la educación. La mayoría son indígenas que, cuando se hacen cristianos, son acusados de abandonar su fe tradicional y sufren represalias por ello. Con una donación, les permites estar preparados para defenderse legalmente en casos de persecución en comunidades indígenas.
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