La persecución en México
Muchos cristianos perseguidos en México viven en lugares remotos, en situaciones precarias y con poco acceso a la educación. La mayoría son indígenas que, al convertirse al cristianismo, son acusados ??de abandonar su fe tradicional y sufren represalias por ello. En estas comunidades indígenas, las leyes las definen los líderes comunitarios, lo que lleva a que los cristianos sean arrestados, atacados o incluso asesinados. Además, las familias también son desplazadas, se les niega el acceso al agua y a la electricidad y se las expulsa.
Esta situación no es nueva, pero sigue obligando a los cristianos a hacer sacrificios para vivir en sus comunidades. José Alfredo Santis, abogado de Puertas Abiertas en México, dice: “A los cristianos afectados se les impide ir a la escuela, acceder a servicios de salud y recibir ayuda del gobierno”.
Hay cuatro estados mexicanos en los que se presenta persecución en comunidades indígenas debido al proteccionismo confesional. En estos casos, los evangélicos son perseguidos por la “ley de usos y costumbres” aplicada por autoridades y líderes católicos que obligan a los residentes a aceptar el catolicismo como única religión. Quien no obedece es arrestado o expulsado de casa. Como resultado, las personas no pueden cambiar de religión, abandonando el catolicismo, ya que esto genera descontento, acoso y represión.
Conoce a Guadalupe
Guadalupe y su esposa, Leticia, son cristianos indígenas que viven en Chiapas, uno de los estados con mayores índices de persecución cristiana en el sur de México. Después de convertirse, comenzaron a ser perseguidos en la comunidad. “Las autoridades me interrogaron y comenzaron la persecución”, dijo Guadalupe. “Dijeron que si no renunciábamos, quemarían nuestra casa, nos cortarían el agua y la electricidad, nos prohibirían trabajar y nos expulsarían”, dice Guadalupe.
La comunidad de Guadalupe y Leticia les dio quince días para renunciar a su fe, de lo contrario serían expulsados. “Le pedimos ayuda al pastor porque no sabíamos qué hacer. Se comunicó con Puertas Abiertas y, a los pocos días, Santis nos llamó para brindar orientación”, dijo Guadalupe.
El abogado Santis dialogó con autoridades tradicionales y municipales y lograron llegar a un acuerdo. Esto garantiza que la familia de Guadalupe no será expulsada, sino que deberá practicar la fe cristiana sólo en lugares privados donde no serán vistos por los residentes, es decir, dentro del hogar o fuera de la comunidad.
“No renunciaré a mi fe. Dios merece gloria y honor, después de todo, él nos dio vida, salud y futuro. Todo lo que pasamos es temporal, él nunca nos deja solos. Nos prometió la vida eterna y, si perseveramos en medio de la persecución, la lograremos”, concluyó Leticia, esposa de Guadalupe.
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