Puertas Abiertas • 5 may. 2025
Desde hace tres años, Abraham vive con su familia en un campo de desplazados en Nigeria
Desde hace tres años, Abraham vive con su esposa y sus tres hijos en un campo de desplazados en el norte de Nigeria. Los cristianos tuvieron que huir de su comunidad tras un ataque de extremistas fulani. Además de arrasar la aldea, los yihadistas asesinaron a ocho personas, incluido el hermano de Abraham.
Obligados a huir
El campamento está abandonado por las autoridades y hay escasez de alimentos y condiciones precarias. “No había ningún lugar a dónde huir. Aunque corriera, no lograría escapar. Corrí y caí en una zanja llena de hojas, que terminaron ocultándome. Aunque llevaban linternas, no pudieron verme, y por eso se salvó mi vida”, recuerda Abraham.
El cristiano y los demás habitantes de su aldea huyeron, uniéndose a familiares que ya se habían desplazado. Al llegar al campo de desplazados en Ichwa, él y los demás sobrevivientes se enteraron de los eventos que culminaron en el ataque a su comunidad. “Cuando llegamos, supimos que las personas que nos atacaron querían apoderarse de nuestra tierra por la fuerza. Su objetivo es islamizarnos, y ese es el principal motivo por el cual nos estaban matando. Juraron matarnos a todos hasta que aceptemos su agenda”, contó.
El desplazamiento y sus consecuencias
Cuando los cristianos son desalojados, pierden tanto sus hogares como la esperanza en el futuro: “Mis hijos ya no pueden ir a la escuela porque ya no siembro. Era con los cultivos que lográbamos sobrevivir y pagar la escuela de nuestros hijos. Estar en este campo nos limita muchísimo”.
Además del impacto en la educación y en los ingresos, también se pierden bienes materiales y se desestructuran familias, comunidades e iglesias. Grupos extremistas expanden su dominio sobre las tierras que confiscan.
Otras consecuencias son las secuelas emocionales y espirituales, como el trauma, el duelo, cuestionamientos sobre la fe y lo que esto implica para la presencia de la iglesia en la región, tanto a corto como a largo plazo.
Para Abraham, la prioridad es sobrevivir cada día. “Hace cuatro días no teníamos comida. Cuando ya no pudimos soportarlo, salí a trabajar en una plantación de batata. Cuando regresé, mi esposa estaba tirada en el suelo por el hambre. Se enfermó y recién ayer pudo volver a sentarse”, cuenta.
Abraham lucha por sobrevivir y mantener a su esposa e hijos en Nigeria
“La vida en el campo es muy difícil, porque no tenemos ningún trabajo. Si seguimos así, nos veremos forzados a mudarnos para no ser atacados. Cuando no recibimos comida de personas u organizaciones, conseguimos trabajos muy mal pagados y usamos ese dinero para comprar comida y artículos básicos”, lamenta.
Fe en acción
Abraham también compartió cómo el sufrimiento afecta su fe: “A veces siento que puedo hablar con Dios, pero cuando el sufrimiento se intensifica, me cuesta hablar con Él. Sin embargo, cada vez que veo lo poco que tengo, le doy gracias. Incluso cuando estoy débil y cansado de la vida, digo: ‘Dios es dueño de todo, Él nos ayudará y nos hará seguir adelante’”, comparte.
Afortunadamente, socios locales de la organización Puertas Abiertas han comenzado a brindar ayuda para cubrir las necesidades más urgentes de quienes viven en los campos de desplazados. El impacto de ese apoyo en la vida de Abraham y de muchos otros ha sido inmenso, tanto en lo práctico como en lo espiritual.
“Cuando les dije que ustedes vendrían a visitarnos, todos se emocionaron mucho por la ayuda que nos han dado. Nos ayudaron bastante con sacos de maíz, arroz, garri (un tipo de harina) y aceite. Su última visita nos ayudó tanto que no tuvimos que comprar comida por casi tres meses. Las familias más grandes comieron durante aproximadamente dos meses”, celebra Abraham.
Las dificultades son muchas en los campos de desplazados, pero la presencia de hermanos en la fe nos alienta a todos. “Ustedes siempre nos preguntan si estamos bien y cuáles son nuestros problemas. Solo eso nos hace felices, y sabemos que Dios nos está ayudando”, cuenta.
Abraham agradece en nombre de todos los cristianos apoyados en su campamento: “La ayuda realmente nos benefició y alivió. Los alimentos que recibimos demuestran que cristianos de todo el mundo se preocupan por nosotros y nos recuerdan. Eso nos hizo muy felices. Puertas Abiertas no solo me está ayudando a mí, sino a todos nosotros, y eso alegra mi corazón”, concluye.
Ayuda a cristianos desplazados
Además de orar, puedes actuar para ayudar a cristianos desplazados como Abraham. Haz una donación y garantiza ayuda de emergencia, cuidado postraumático y apoyo espiritual a nuestros hermanos.
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