La fe valiente de Hari en la India

En el pueblo de Hari Rana (seudónimo), en la India, no hay lugar para nada que no sea la fe tribal de la comunidad. La religión tradicional está profundamente ligada a la cultura y la identidad de la tribu Hari. Por lo tanto, abandonar la fe también se ve como un rechazo a la tribu. Por lo tanto, seguir a Jesús puede acarrear violencia.

Hari se dio cuenta de esto por primera vez cuando un pastor visitó su pueblo y habló a la gente de Jesús. Tres familias aceptaron a Cristo. Pero a causa de ello, fueron expulsados del pueblo por los extremistas. Se vieron obligados a huir al pueblo de donde era el pastor, donde fueron acogidos por los cristianos locales.

Cuando Hari vio esto, se sintió profundamente conmovido por el amor que el pastor y los otros cristianos le mostraron. También le intrigó el mensaje de Jesús que le transmitió el pastor. Así que decidió entregar su vida a Cristo. "Estaba tan asombrado por el amor que estos cristianos se mostraban unos a otros. Supe que ése era el Dios en el que quería creer y al que quería seguir. A partir de entonces, no hubo vuelta atrás para mí", dijo.

La familia de Hari estaba furiosa porque había decidido seguir a Jesús; ahora sólo tenía que esperar las consecuencias. "Mis padres me odiaban. Mis hermanos y hermanas me obligaron a irme de casa por mi nueva fe", recuerda. Pero ni siquiera el rechazo de su familia le impidió crecer en su fe y seguir caminando con el Señor.

Detenciones y acusaciones

Hari fue detenido dos veces por cargos falsos, pero finalmente fue puesto en libertad por falta de pruebas (foto representativa)

Hari decidió estudiar teología y, tras terminar sus estudios, se dedicó al ministerio a tiempo completo en su pueblo. Predicando el Evangelio, el ministerio creció rápidamente. Pero a los extremistas religiosos del pueblo no les gustó ver crecer la iglesia y empezaron a buscar formas de detener a Hari y a los demás cristianos.

"Los extremistas influyeron en la policía, que me detuvo acusándome falsamente de conversión forzada. Pero como no encontraron pruebas, tuvieron que liberarme. Continué con mi ministerio hasta que un día bauticé a algunas personas. Eran personas que querían bautizarse por voluntad propia, pero la policía me detuvo. Una vez más, no encontraron pruebas y tuvieron que soltarme", cuenta Hari.

Pero eso no fue nada comparado con el culto de Pascua, el día en que todo cambió. Descubre lo que les ocurrió a Hari y a su iglesia durante la Pascua en la noticia que se publicará mañana.

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