¿Existe diferencia en la persecución a hombres y a mujeres?

Los cristianos se enfrentan a diferentes tipos de hostilidad según su género

Puertas Abiertas • 10 mar. 2022


Los hombres y mujeres se enfrentan a diferentes situaciones para seguir a Jesús en países donde hay persecución

Los hombres y mujeres se enfrentan a diferentes situaciones para seguir a Jesús en países donde hay persecución

La persecución religiosa varía por género, es estratégica y se intensifica con los conflictos, la delincuencia y la crisis. Tanto hombres como mujeres se enfrentan a diferentes situaciones debido a su Fe en Jesús y esto forma parte de una tendencia mundial. Los perseguidores se aprovechan de las normas y valores socioculturales para presionar a los cristianos y debilitar a la comunidad cristiana.

La persecución religiosa que afecta a los hombres es visible. En cambio, las mujeres experimentan formas de persecución complejas y ocultas. Ambos están marcados por la violencia, pero los hombres cristianos suelen enfrentarse a una violencia más severa e incluso letal, mientras que la violencia que sufren las mujeres suele ser invisible y duradera.

Crisis mundiales son oportunidades para perjudicar a las poblaciones cristianas. Los escenarios de conflicto, criminalidad, sistemas legales religiosos y radicales se aprovechan para justificar la presión y la violencia sobre los hombres y mujeres que siguen a Jesús. Las situaciones extremas, como la toma del poder por parte de los talibanes en Afganistán o la pandemia del COVID-19, intensifican la violencia.

¿Cómo es la persecución de los hombres y niños cristianos?

La persecución de los hombres y niños cristianos es un intento de eliminarlos de la escena. "Es un principio simple. Mata al líder y gana la batalla", dice un experto en la India.

Al atacar a los hombres que son líderes de la iglesia, padres y proveedores financieros, los perseguidores provocan dolor en la comunidad cristiana. Acusan a los hombres de delitos falsos para ponerlos en la cárcel, a fin de hundir a las familias en la miseria. Al reclutar a los hombres para guerras, grupos criminales, secuestrarlos o matarlos, las esposas, los hijos y las comunidades quedan traumatizados e indefensos.

Atacan a hombres y niños cristianos para que se sientan impotentes de proveer y proteger a sus familias

Al eliminar la figura que actúa para proteger, animar y rescatar a los más vulnerables, la siguiente generación queda expuesta; los niños pueden ser fácilmente reclutados por las milicias o asesinados por los extremistas. Si todavía está viva, la generación más antigua siente el dolor de no poder ofrecer protección.

La persecución contra los hombres es sistemáticamente violenta. Desde que Puertas Abiertas comenzó a informar sobre la persecución religiosa por motivos de género en 2018, se han clasificado tres puntos principales de presión: la violencia física, el encarcelamiento y el acoso económico a través del trabajo. Estos puntos son propiciados por leyes discriminatorias, presiones estatales y normas socioculturales que ven a los hombres cristianos como inferiores.

El impacto de la necesidad financiera para los cristianos

Agobiados por las presiones económicas que se han visto agravadas por las medidas de COVID-19, los hombres cristianos luchan por encontrar trabajo, ser reconocidos para recibir ascensos o crear empresas sin experimentar obstáculos adicionales. No poder mantener a su familia es motivo de vergüenza para los hombres, lo que lleva a muchos a emigrar en busca de oportunidades. Esto fragmenta aún más a las familias y comunidades cristianas.

Los hombres convertidos de las religiones mayoritarias al cristianismo suelen ser despreciados a los ojos de la comunidad local. Como hombres, se espera que lideren la familia en todos los aspectos, incluidas las creencias religiosas. Al convertirse al cristianismo, el hombre fracasa en su papel y traiciona a la familia, la cultura y la comunidad.

En el mejor de los casos, la familia puede tolerar tranquilamente su nueva fe siempre que la mantenga en secreto. En el peor de los casos, será marginado socialmente, golpeado y/o asesinado a manos de extremistas, miembros de la comunidad o incluso de su propia familia.

¿Cómo es la persecución de las mujeres y niñas cristianas?

Las mujeres son catalogadas "premio" sexual y como instrumento utilizado para castigar o perjudicar a la comunidad cristiana en general. Se las considera de menor valor, tanto como cristianas como mujeres. Por lo tanto, son blanco de los delitos sexuales. Los ataques también pueden deberse a que tienen un estatus inferior, más que a razones religiosas. No tienen ningún valor, por lo que, si son descubiertas, existe una alta probabilidad de que sean convertidas en esclavas sexuales", afirma el informe de Puertas Abiertas. En América Latina, las niñas cristianas son objeto de ataques por su supuesta pureza sexual.

Las niñas cristianas corren más riesgo de ser agredidas sexualmente y traficadas para ser esposas en matrimonios forzados

Si las mujeres y las niñas son vistas como puras o sin valor, sus cuerpos se convierten en un vehículo para transmitir la vergüenza a la comunidad cristiana, especialmente en las culturas en las que la pureza sexual está vinculada al honor de la familia. Los supervivientes de los abusos sexuales vuelven traumatizados y son considerados como recordatorios simbólicos del poder de los agresores. Las familias y las comunidades locales se esfuerzan por superar el estigma asociado a los abusos sufridos, especialmente si vuelve a casa embarazada o con un bebé.

El impacto de la inseguridad para las mujeres cristianas

La explotación sexual de las mujeres sirve para frenar el crecimiento de las poblaciones cristianas mientras aumenta el de otras poblaciones. En países afectados por conflictos como Nigeria, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo, las mujeres y niñas cristianas son secuestradas y obligadas a casarse con militantes para engendrar futuros soldados.

Las mujeres convertidas de las religiones mayoritarias al cristianismo se enfrentan a una fuerte presión por parte de sus familiares. Corren el riesgo de ser sometidas a arresto domiciliario, de ser obligadas a casarse, de sufrir abusos físicos o sexuales y de ser presionadas para abandonar su nueva Fe. Si ya están casadas, corren el riesgo de ser obligadas a divorciarse, de perder la seguridad económica y física que les proporcionaba el matrimonio, así como de verse privadas de la relación con sus hijos.

¿Qué puedes hacer por los cristianos perseguidos?

La presión y la violencia llega a hombres y mujeres cristianas de manera diferente. Por esta razón, Puertas Abiertas mantiene una variedad de proyectos para que los hermanos en Cristo puedan ser fortalecidos en sus principales necesidades. Contamos con tu intercesión y generosidad para que los seguidores de Jesús resistan la persecución y sean testigos de que no están solos en el camino de la Fe.



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