Puertas Abiertas • 22 dic. 2023
El cristiano sigue recuperándose de sus heridas (foto representativa)
La semana pasada compartimos la primera parte del testimonio de Thuisala, un cristiano indígena que fue secuestrado y torturado en Bangladesh. Sobre la experiencia del secuestro, el cristiano dijo que "fue increíble. Pensé que iba a morir. Casi me desmayo. Me golpearon y me interrogaron. La mayoría eran mucho más jóvenes que yo. Eran agresivos y crueles. No podía gritar pidiendo ayuda. Pensé que era el último día de mi vida. Rogué a Dios que me llevara a casa".
Los compañeros de trabajo y la esposa del evangelista intentaron ponerse en contacto con él a través de su teléfono móvil, debido al inusual retraso en la oficina y a que el cristiano había recibido amenazas de muerte con anterioridad, pero como no tenía móvil, Thuisala no pudo responderles. Tras cuatro horas de tortura a manos de los secuestradores, el cristiano fue liberado.
El ultimátum
Casi un mes después del secuestro, los secuestradores citaron a Thuisala para otra reunión. El cristiano no podía esconderse ni huir, así que acudió a la cita, pero se sorprendió al ver que los muchachos ya no eran agresivos. Incluso le ofrecieron una taza de té. Pero fueron directos y dijeron que el trabajo de evangelización de Thuisala era malo y que si quería continuar con su ministerio debía pagar dinero a los jóvenes.
También exigieron saber cuánto dinero había recibido por convertirse y no creían que a los cristianos no se les pagara por seguir a Jesús. Al final, le exigieron una enorme suma de dinero que Thuisala dijo no tener. Tras una larga conversación, se llevaron el dinero que tenía el cristiano: 72 dólares. El evangelista se encontró en un dilema: renunciar a su fe o abandonar el pueblo.
Ambos caminos le resultaban dolorosos y, al final, no sabía qué camino tomar. "En realidad, no hay ningún lugar seguro para mí. Es por la gracia y la bendición de Dios que sigo vivo y con mi familia. No hay nada más grande que este propósito. Estoy agradecido a Dios y nunca lo abandonaré", dijo el cristiano.
Thuisala sigue en tratamiento por sus heridas y pide a Dios protección para él y su familia. Colaboradores locales están apoyando a la familia con oraciones, ánimo y presencia, y están intentando ponerse en contacto con el líder de la confesión local o encontrar otra forma de ayudar a nuestro hermano perseguido en la fe.
Lleva esperanza a los niños perseguidos en Bangladesh
La violencia y la presión a las que se ha enfrentado Thuisala no sólo afectan a los adultos. Los niños son víctimas de la persecución en Bangladesh por seguir a Jesús. Envíales una Biblia para que puedan crecer y aprender en su fe en Jesús para resistir los ataques.
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