Cristiano es secuestrado y torturado durante cuatro horas

Thuisala (seudónimo) es un cristiano indígena de 41 años que se ha convertido en un dedicado evangelista desde que conoció a Jesús. Hace poco fue secuestrado y torturado. La única forma de liberarlo era pagar un rescate al grupo budista armado que lo secuestró en el sudeste de Bangladesh.

El secuestro tuvo lugar el 6 de octubre de este año hacia las nueve de la mañana. El grupo de radicales budistas estaba formado por cuatro jóvenes de entre 14 y 17 años. El secuestro tuvo lugar cerca de la puerta de la oficina donde trabaja Thuisala. Cuando el cristiano llegaba a la oficina, los chicos le bloquearon el paso y se lo llevaron por la fuerza a una casa secreta.

Los secuestradores interrogaron a Thuisala y lo torturaron físicamente con patadas y puñetazos en distintas partes del cuerpo. Hirieron gravemente al cristiano en el pecho, la cintura y la muñeca. Parte de la tortura fue emocional. Los secuestradores le dijeron: "Eres una vergüenza para nuestra sociedad. Una desgracia. Has contaminado a nuestro pueblo budista y estás convirtiendo a los budistas, enseñándoles a seguir el camino equivocado".

Una fe inquebrantable

El cristiano también recibió amenazas. "Sabes que tenemos poder y capacidades. Cuando queramos y donde queramos, podemos matarte. Nadie te protegerá. Será mejor que tengas cuidado. No intentes convertir a los budistas al cristianismo. Si no nos obedeces, tendrás que pagar un alto precio", dijo uno de los muchachos.

Los secuestradores se sorprendieron por la firme fe de Thuisala en Jesús y dijeron: "No podemos creerlo. Después de tantas palizas, no renuncias a tu fe ni vuelves al budismo. Cuando alguien se convierte, da marcha atrás rápidamente cuando se siente amenazado. Pero tú eres la única persona que se niega una y otra vez a renunciar a la fe, incluso bajo tanta persecución. ¿Por qué?".

"Encontré mi vida en Jesús. Una vida nueva. No puedo dejarlo, porque eso sería renunciar a mi propia vida. Y he sido llamado por Dios para proclamar la buena noticia de la salvación a todas las naciones y en todas las partes del mundo. Por eso cumplo con mi responsabilidad. Por supuesto, es tu decisión aceptarla o rechazarla", respondió el cristiano.

Los secuestradores soltaron a Thuisala tras cuatro horas de tortura e interrogatorio. Se llevaron el teléfono móvil del cristiano, las llaves de su moto y todo el dinero que llevaba en la cartera (unos 37 dólares). Le exigieron que les entregara más, pero el cristiano les mostró que no tenía nada más que pudiera darles.

Los agresores también advirtieron al evangelista que no contara a nadie lo que le había ocurrido, pues de lo contrario lo matarían. Por miedo, Thuisala no denunció a los atacantes, pero no se dio cuenta de que volvería a encontrarse con ellos. 

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