Puertas Abiertas • 2 dic. 2024
A pesar de la persecución, los cristianos permanecen firmes en Laos (foto representativa)
En dos incidentes, cristianos fueron víctimas de acusaciones falsas por parte de vecinos y autoridades locales mientras intentaban ayudar a personas en el norte de Laos. Por ejemplo, Dam*, un joven de aproximadamente 20 años, fue acusado de tener una relación con la esposa de su vecino. En un caso similar, dos familias cristianas de otra provincia fueron arrestadas por ayudar a familias que luchaban contra la adicción a las drogas.
Dam lidera una iglesia doméstica que brinda apoyo a varias familias en su comunidad. No solo ayuda a los seguidores de Jesús, sino también a todos los vecinos. Un día, mientras trabajaba, una vecina llegó corriendo a su casa pidiendo ayuda para llevar a su tío enfermo al hospital. Sin dudarlo, Dam la ayudó, pero al regresar fue acusado por el esposo de la mujer, quien siente un fuerte rechazo hacia los cristianos, de ser amante de su esposa.
Además de los falsos rumores, el vecino comenzó a acosarlo de diversas maneras, haciendo comentarios hirientes. Le decía a quienes encontraba en la calle: “¿Saben por qué Dam ayuda a mi esposa? Porque tienen un romance secreto; coquetean a mis espaldas”. Dam negó todas las acusaciones y llevó el caso al líder de la aldea. Durante la reunión, explicó: “No la ayudé porque tenga un romance con ella, sino porque soy un vecino que se preocupa. Haría lo mismo por cualquiera aquí”.
Castigo arbitrario
Como el acusador no presentó pruebas, los rumores fueron disminuyendo, aunque el resentimiento del vecino hacia Dam persiste. Más al norte del Laos, otras dos familias cristianas, que suman ocho adultos y dos niños, también fueron acusadas falsamente y arrestadas por autoridades locales. Todas estas personas son seguidores dedicados de Jesús y activos en sus comunidades.
Hace aproximadamente un año, estas familias recibieron y apoyaron a otras familias de la aldea que luchaban contra la adicción a las drogas. Les ayudaron de todas las maneras posibles: proporcionaron alimentos, artículos de primera necesidad, orientación para buscar empleo y apoyo para sobrellevar los síntomas de abstinencia. Sin embargo, esta labor atrajo la atención de autoridades locales, quienes inmediatamente comenzaron a investigarlas.
En un principio, las autoridades insistieron en que las familias cristianas estaban involucradas en el tráfico de drogas. Ellos negaron todas las acusaciones, explicando que solo estaban ayudando a liberar a otros de la adicción. A pesar de ello, las autoridades mantuvieron sus sospechas y arrestaron durante dos semanas tanto a las familias cristianas como a quienes recibían su ayuda.
“Las autoridades dijeron que las casas no son centros oficiales de rehabilitación y que no tienen permiso para ayudar a nadie. Pero sabían cuál era la verdadera razón del arresto: la fe”, comenta Lamphan*, socio local de Puertas Abiertas. Los líderes de la iglesia negociaron con las autoridades y, tras mucho esfuerzo, lograron un entendimiento que permitió la liberación de las cuatro familias.
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