Aumenta la vigilancia sobre líderes cristianos en Nicaragua

“Nicaragua está atrapada en una espiral de violencia marcada por la persecución de toda forma de oposición política, real o percibida, tanto interna como externa. El gobierno ha consolidado una espiral de silencio que paraliza cualquier posibilidad de oposición”, afirma Jan Simon, presidente del Grupo de Expertos del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

“Los familiares de las víctimas de violaciones de derechos humanos son blanco del gobierno únicamente por sus vínculos con opositores reales o sospechosos. Estas violaciones son particularmente graves cuando se trata de niños. Menores han sido sometidos a violencia debido a las actividades y/o opiniones expresadas por sus padres o familiares. Las deportaciones y prohibiciones de entrada a Nicaragua también han provocado la separación de varios niños de sus padres”, añade Jan Simon.

El Parlamento Europeo ha condenado repetidamente el avance autoritario en Nicaragua. En octubre de 2024, la Unión Europea extendió sus sanciones contra 21 funcionarios y tres instituciones del régimen hasta 2025. Estas sanciones incluyen prohibiciones de viaje y congelación de bienes. Además, rechazaron la reciente reforma constitucional que otorga poder absoluto a Ortega.

ONGs e iglesias cerradas

Los cristianos y las iglesias son blanco de persecución en este contexto por ser vistos como instituciones independientes de la estructura central de poder. Son tratados como amenazas por no dejar de denunciar las violaciones del gobierno en Nicaragua y por defender firmemente la obediencia a Dios por encima de las autoridades.

Uno de los actos recientes de persecución fue la invasión policial en la Clínica Médica Nazaret, una institución benéfica cristiana en el municipio de San Rafael del Norte, el 26 de enero de este año. La clínica formaba parte de las obras sociales promovidas por el líder cristiano Odorico D. Andrea y ofrecía atención médica en especialidades como odontología, ginecología, laboratorio clínico, farmacia, optometría, psicología y medicina general.

Pocos días después, 30 mujeres cristianas fueron expulsadas de Nicaragua en plena noche. A partir de marzo, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo incrementó la vigilancia sobre las iglesias, especialmente sobre los líderes cristianos. Las autoridades revisan teléfonos celulares, exigen informes semanales de actividades y restringen la libertad de movimiento.

El periódico nicaragüense Mosaico CSI informó que “los líderes cristianos que permanecen en Nicaragua están obligados a entregar sermones exclusivamente teológicos. No pueden hacer críticas sociales”. Para ello, los oficiales realizan visitas regulares a las casas de los líderes cristianos y revisan si se están comunicando con otros cristianos y el contenido de sus mensajes.

Esto evidencia una estrategia más amplia para silenciar a las instituciones religiosas en Nicaragua. Las organizaciones cristianas, tanto católicas como protestantes, han sido blanco de una persecución implacable. En los últimos cinco años, el gobierno ha cerrado más de 5.660 organizaciones sin fines de lucro, incluyendo numerosos grupos religiosos. Entre los cierres más recientes se encuentran la Asociación Cristiana del Monte de la Santa Unción, el Ministerio de la Iglesia Misionera Pentecostal Evangélica y el Ministerio Evangélico Querubines del Rey.

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