Tres familias quedan sin agua en México por ser cristianas

Desde enero, tres familias de la comunidad de Valle Esperanza, en el municipio indígena de Oaxaca (México), sufren discriminación, amenazas de desalojo y, en un caso, incluso amenazas de violencia física. La situación, que se ha agravado en los últimos días, afecta a tres familias a las que han cortado el suministro de agua como medida de presión.

Eran las 11 de la mañana del 5 de enero cuando las autoridades de la comunidad de Valle Esperanza se presentaron en la casa de Carlos Velázquez* y le dijeron: "Ya no te queremos aquí. Búscate otra comunidad que te acepte, porque aquí no eres bienvenido". Los líderes de la comunidad fueron a la casa para cortarle el suministro de agua, alegando que no había contribuido económicamente a una celebración católica llamada "Fiesta de los Reyes Magos".

Desde niño, Carlos fue educado en la fe cristiana, pero no fue hasta 2020 cuando se comprometió con Jesús y se bautizó, lo que provocó acoso y discriminación contra él y su familia. Desde entonces, no han cesado las agresiones y amenazas en su contra, por el simple hecho de profesar una fe diferente a la de la comunidad. "No es la primera vez que la comunidad acosa a los cristianos. Al principio había unos 38 cristianos evangélicos en la comunidad, pero la presión de las autoridades y de la ciudad hizo que muchos renunciaran a su fe", explica Carlos.

La razón principal es que muchos cristianos de la zona se niegan a participar en las celebraciones tradicionales de la comunidad. A pesar de estar clasificadas como "celebraciones católicas", están muy alejadas de lo que enseña la palabra de Dios, lo que da lugar a desorden y embriaguez.

Ruptura del acuerdo

En 2023, en un intento por mantener la paz, Carlos llegó a un acuerdo con las autoridades de la comunidad. Cooperaría mensualmente con 29 dólares, con la promesa de que no se le obligaría a participar en las celebraciones. Sin embargo, desde principios de ese año, las autoridades rompieron el acuerdo. Interrumpieron el suministro de agua de la familia como método de extorsión para conseguir que diera más dinero. Cuando se negó, fue detenido injustamente, acusado de agresión verbal y física.

En su caso, los responsables municipales intervinieron y demostraron que las acusaciones eran falsas, lo que llevó a la liberación de Carlos. Tras su liberación, sin embargo, las represalias contra su familia no cesaron. A su sobrina, Martha Velázquez, también la privaron del suministro de agua sólo por llevar a la cárcel la medicación para la diabetes de su tío.

La familia de Raúl Méndez*, también evangélica, se enfrentó a una situación similar cuando decidió no participar en los encuentros de la comunidad.

"Lo que yo exijo es que la ley esté siempre a favor del ser humano. Eso es lo que espero de la justicia". En total, hay 64 comunidades en el municipio, con un total de casi nueve mil personas. De ellas, casi dos mil son cristianas. En nuestra comunidad hay unas 61 personas en total, con una minoría cristiana. Así que si no exijo mis derechos, temo que esto se repita en otras comunidades y afecte a más cristianos. Por eso me mantengo firme", afirma Carlos.

En enero, Carlos compartió su situación con miembros de Puertas Abiertas México, que están siguiendo el caso y han movilizado a un abogado socio del ministerio para ayudar a Carlos y a su familia a resolver el conflicto de la forma más pacífica posible. Aunque no han sido desalojados formalmente, la amenaza continúa. Carlos ha sido incluso amenazado de linchamiento por algunos vecinos. Además, las tres familias carecen actualmente de agua, lo que pone en peligro su salud y bienestar, incluido el de los niños y los ancianos.

*Nombres ficticios por motivos de seguridad.