Rebeldes por Jesús en Nicaragua

María* era una seguidora del partido revolucionario en Nicaragua. Durante más de 20 años, la cristiana apoyó el movimiento político del actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Pero ahora que el gobierno ha mostrado sus verdaderas intenciones hacia la iglesia, ella cambió de postura.

"Mi familia y yo apoyamos la revolución sandinista desde 1987 por toda la desigualdad económica, opresión y falta de libertad política que veíamos. Por eso ayudamos a los guerrilleros que lucharon en la revolución con comida y un lugar para dormir", explica María.

La Revolución Sandinista fue el proceso entre 1979 y 1990, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional puso fin al gobierno de Somoza, una dictadura familiar que había estado en el poder por más de 40 años en Nicaragua. En 1990, la revolución alcanzó su mayor victoria con la elección de Daniel Ortega como presidente del país, con promesas de un futuro mejor para la población, libre de corrupción, totalitarismo y desigualdad.

Desafíos para el ministerio

María ya conocía a Jesús en ese período, pero fue 15 años después que recibió un llamado y vio los desafíos impuestos por el nuevo gobierno. En 2020, con el apoyo de su esposo, fundó una pequeña iglesia donde comenzaron a predicar el evangelio y a servir a la comunidad.

En el primer año del ministerio, el gobierno de Ortega invitó a María y a otros líderes cristianos de varias partes del país a encuentros pastorales patrocinados por el régimen. Pero ella descubrió que sus ideales ya no eran los mismos que los del gobierno.

"Para mí fue un gran choque saber que el gobierno quería cambiar la Palabra de Dios y los mensajes evangelísticos a favor de la agenda política. No me gustó porque era como la dictadura que existía antes, entonces decidí alejarme de la política y dedicarme al ministerio", cuenta María.

Rápidamente, María descubrió que dejar de participar en las reuniones del gobierno tuvo repercusiones significativas en su ministerio. "Una vez fui abordada por miembros del gobierno que me dijeron que si seguía oponiéndome al sistema sandinista no otorgarían el estatus legal de mi iglesia y arrestarían a mis hijos y a las personas que se reúnen en la iglesia", explica.

Represión creciente

Aunque nadie fue arrestado, el gobierno cumplió su promesa de negar el estatus legal de la iglesia durante años. Cuando las iglesias no tienen certificado, quedan vulnerables a intervenciones, al confisco de bienes o incluso al cierre. Esto es resultado de la persecución contra la iglesia en Nicaragua, la cual ha aumentado en los últimos años, especialmente para aquellos que han criticado al régimen.

Por ejemplo, en mayo de 2024, el gobierno revocó el estatus legal de 15 asociaciones que funcionaban como organizaciones sin fines de lucro. Seis de ellas eran organizaciones religiosas. Además, de 2022 a 2023, Puertas Abiertas identificó 242 casos de persecución en el país.

Pastores y sacerdotes fueron detenidos, acusados y expulsados del país. En algunos casos, los líderes religiosos fueron acusados arbitrariamente de delitos como incitación a la violencia o conspiración. También hubo casos de líderes religiosos que fueron forzados al exilio para evitar represalias.

A finales de 2022, María fue invitada a participar en capacitaciones de asesoría jurídica y financiera desarrolladas por Puertas Abiertas. Durante el entrenamiento, aprendió a obtener el certificado de la iglesia. Para ella, participar en el entrenamiento fue un alivio porque la animó a continuar el ministerio incluso en medio de la persecución.

"Gracias a Puertas Abiertas, en 2023 obtuve el registro de la iglesia y pude seguir predicando la palabra de Dios. Este año, negaron nuevamente el certificado, pero incluso sin él, continuaremos el ministerio. Que Dios nos bendiga", concluye María.