Pastor Iman: un valiente evangelista

Seguir a Jesús en países de mayoría islámica significa desconectar del mundo que te rodea. Cuando todos los que te rodean siguen una religión, resulta difícil seguir otro camino. Más aún cuando ese camino se considera una traición a la comunidad. 

Aun así, Dios ha ido despertando corazones para Cristo en Medio Oriente y el Norte de África. En muchos casos, es un camino solitario o que desafía el valor hasta el último momento, pero los frutos de la vid verdadera no dejan de brotar en el desierto.

Un mensaje urgente

Ejemplo de ello son los valientes siervos que proclaman el Evangelio a pesar de la opresión. El pastor Iman es uno de ellos. Los antecedentes de Iman son diferentes a los de la mayoría de los cristianos de la región. Él fue rescatado de la adicción a las drogas. Pero ese fue sólo el primer paso en el camino para convertirse en pastor de cristianos secretos en Irán.  

Iman era audaz. Como recién convertido con un corazón ardiente por difundir la buena nueva, aprovechó todas las oportunidades, a pesar de los riesgos. Trabajaba de taxista y el coche fue su primer campo misionero. "Me di cuenta de la urgencia de difundir el mensaje de salvación a todos los que me rodeaban", dice el evangelista.

La evangelización empezó a dar frutos y pronto Iman comenzó a participar en una iglesia secreta. Como era la persona más expuesta del grupo, tenía la responsabilidad de llevar a los hogares las Biblias y los materiales que los cristianos utilizaban en los cultos. Poco después fue descubierto y detenido, pero no abandonó el ministerio. "Comprendí que estar en la cárcel no era el fin de la evangelización, sino un lugar diferente para el trabajo", dice Iman.

Conoce la próxima semana cómo el pastor Iman desarrolló la labor de evangelización dentro de la cárcel y discipuló a numerosos cristianos secretos con el apoyo de los socios de Puertas Abiertas.

Ofrece orientación bíblica a los cristianos secretos

Necesitamos asegurarnos de que nuestros hermanos y hermanas en Cristo, que deben vivir su fe en secreto y, en muchos casos, solos, reciban enseñanza bíblica para convertirse en cristianos fuertes y maduros. ¡Dona!