Pagando el precio de servir a Jesús

Para Simin, una cristiana iraní, los sacrificios hechos por amor a Dios en su camino no fueron en vano

Puertas Abiertas • 2 mar. 2024


Simin decidió explorar la Biblia que le regaló un amigo y le sorprendió lo que el libro decía sobre la mujer y el matrimonio (foto representativa)

Simin decidió explorar la Biblia que le regaló un amigo y le sorprendió lo que el libro decía sobre la mujer y el matrimonio (foto representativa)

Cuando Moshen* le regaló una Biblia a Simin*, sólo eran amigos, pero él la animó a leer la palabra de Dios. Aunque su carrera como enfermera no le dejaba mucho tiempo para la lectura, la suave persuasión de Moshen hizo que finalmente se sentara a explorar el desconocido libro.

Ella quedó asombrada por lo que descubrió - especialmente por la visión de una mujer que vive en el Medio Oriente, en un país con una cultura intensamente islámica. "La Biblia me resultó muy atractiva por su postura sobre el matrimonio. Era muy diferente de la del mundo islámico", explica. En la Biblia, "las mujeres tenemos mucho valor y somos vistas".




La joven siguió leyendo la Biblia hasta que un día vio una película sobre la vida de Jesús. Mientras contemplaba la escena en la que él cargaba la cruz, sintió una presencia única. "Sentí que caminaba con Jesús. Sentí lo difícil que era y que me resultaría imposible hacerlo. Me arrodillé allí y lloré durante horas. No podía entender lo que estaba pasando dentro de mí. Algo se rompió en mí y me cambió", dijo. Su vida cambió para siempre. Pero esa nueva vida era peligrosa.

Comunión y crecimiento


Entre las paredes de las casas, los nuevos cristianos se abren sobre su fe y las emociones generadas por la pertenencia y la perseverancia se entremezclan con momentos de culto, enseñanza y oración (foto representativa).

A medida que Simin crecía en su fe, se unió a una iglesia. Pero en el país donde vive, esto no es fácil. Aunque existen iglesias públicas y oficiales, éstas son cuidadosamente vigiladas por el gobierno. Las autoridades registran meticulosamente los datos personales de cada miembro y lo dejan claro para que no haya evangelización.

Las estrictas limitaciones de la República Islámica llegan tan lejos que muchos edificios de iglesias tradicionales permanecen cerrados. Sólo unos pocos, en los grandes centros urbanos, permanecen abiertos, pero el acceso es un privilegio reservado a los que son miembros, y bajo unas directrices que prohíben los servicios en farsi, la lengua nacional. Esto excluye a cualquiera que se convierta del Islam.

La resiliente comunidad de nuevos cristianos necesita un lugar donde crecer en la fe. Y para ello, los nuevos cristianos suelen involucrarse en las iglesias domésticas. Entre las paredes de sus hogares, los nuevos cristianos se abren sobre su fe y las emociones generadas por la pertenencia y la perseverancia se entremezclan con momentos de culto, enseñanza y oración. Estas reuniones íntimas desafían las restricciones impuestas, ofreciendo un santuario donde el Espíritu de Dios se desarrolla en medio de los desafíos de un minucioso escrutinio del gobierno.

Este fue el tipo de comunidad que encontró Simin tras su conversión. Alrededor de seis meses después de encontrar a Jesús, asistió a su primera reunión en una iglesia doméstica. Ella no sabía qué hacer durante el culto, pero estaba segura de una cosa: "No entendía por qué estaban tan contentos, pero durante el culto sentí la dulce presencia de Dios entre nosotros", recuerda.

Así empezó el camino de aprendizaje y crecimiento en la fe de Simin. Ella y Moshen pronto se comprometieron y se casaron y, a través de su pastor y otros cristianos, Simin llegó a compartir audazmente el Evangelio con la gente e incluso a repartir Biblias a personas en las que sabía que podía confiar. "La iglesia fortaleció mi fe y me llevó a servir", afirma.

Su vida fuera de la iglesia también empezó a cambiar. En una situación en el trabajo, había un niño de cinco años que estaba muy enfermo después de haber sido operado del corazón. Los médicos no creían que sobreviviera, pero Simin y Moshen oraron por un milagro, creyendo en el poder sanador de Jesús.

Para su alegría, el niño se despertó sano, lo que dejó a todos -incluidos los médicos- en estado de shock. Este poderoso acontecimiento fortaleció la fe de Simin. "Solía acudir a Dios sólo en momentos de necesidad, pero después de aquello, quería que las personas sanaran", dice. Se convirtió en una cristiana más compasiva y constante, con un corazón y un carácter renovados, todo gracias a su fe en Cristo. Y empezó a orar por todos sus pacientes, sin importar quiénes fueran.

Discriminación profunda


Con fe y valentía, Simin dio el valiente paso de compartir su fe con su familia (foto representativa)

Aunque creció en la fe y fue testigo del poder y la sanidad de Jesús, seguía siendo una mujer en una sociedad musulmana. Gracias a su fe y a su valentía, se atrevió a compartir su fe con su familia, pero la reacción no fue la que esperaba: "Me entristeció. Mi familia se burló de mí cuando hablé de Jesús. Estaban llenos de prejuicios, decían que me había vuelto loca", cuenta.

Además, después de casarse con Moshen, se mudaron a una ciudad más pequeña donde él trabajaba. Allí la cultura era aún más conservadora. La gente se fijaba en la apariencia y Simin tenía que llevar correctamente el hiyab (pañuelo islámico). "Recibí varias cartas de advertencia por mi forma de vestir. Tuve que aceptar el código de vestimenta para no llamar la atención", cuenta.

Los compañeros de trabajo de Simin también empezaron a darse cuenta de que era diferente. Le preguntaban: "¿Por qué no participas en la oración? ¿Por qué no ayunas durante el Ramadán?". Conocía las consecuencias si se descubría su conversión. "Si se enteraban, me despedirían", dice. La obligaron a firmar papeles comprometiéndose a asistir a más horas de oración, pero cuando iba a la sala de oración, oraba a Jesús.

Dios era la única esperanza y fuente de fortaleza de Simin mientras soportaba momentos de dolor. Lloraba en silencio para no llamar la atención. "Pero Dios me dio la paciencia para aguantar", dijo.

Grandes riesgos


Tras iniciar una iglesia en su casa, una mañana Simin y su esposo se despertaron con 12 agentes de policía irrumpiendo en su casa y registrándola (foto representativa)

No se trataba sólo de discriminación, Simin pronto se dio cuenta de peligros más importantes a los que se enfrentaban los cristianos iraníes. El pastor de la iglesia de su casa fue detenido. La cristiana y los demás miembros de la iglesia sabían que debían evitar reunirse o llamarse entre sí, ya que ello pondría en peligro a toda la comunidad. Simin y Moshen supusieron que sería el fin de la comunión cristiana en su pueblo, pero Dios tenía otros planes.

El Espíritu Santo animó a Simin y a su esposo a seguir compartiendo las buenas nuevas con amigos y familiares que habían aceptado a Jesús. De modo que Dios transformó el hogar de Simin en una iglesia donde ella comenzó a enseñar a los nuevos cristianos. Sin embargo, sabían lo cuidadosos que tenían que ser. "Intentamos crear un espacio tranquilo para el culto y la adoración. Preocupados por los vecinos, nos reuníamos cuidadosamente en el salón, asegurándonos de que todas las puertas y ventanas estuvieran cerradas. También controlamos el volumen de las voces", explica Simin. Por desgracia, su cuidado no fue suficiente.

A primera hora de una calurosa mañana de verano en 2019, Simin se despertó con la voz severa y airada de 12 agentes de policía que entraban en su casa. Su primer pensamiento fue: "¿Qué le pasará a mi familia? Que Dios nos proteja".

Una familia cuyo hijo se había convertido al cristianismo gracias al testimonio de Moshen denunció las actividades cristianas. Ella trató de esconder su celular para que no obtuvieran los datos de contacto de otros cristianos, pero ya era demasiado tarde. Registraron toda la casa. Encontraron cajas de biblias y CD cristianos, lo que suponía muchas pruebas para la policía.

¿Qué pasará con su hija?


Simin no sabía qué sería de su familia y de su futuro. No había nada que hacer salvo confiar en Jesús (foto representativa)

Simin y su esposo fueron detenidos. Les quitaron a su hija, de sólo dos años. La pequeña padecía una enfermedad digestiva, por lo que Simin rogó a los agentes que le permitieran quedarse con alguien. Se negaron y llevaron a la familia a la cárcel. Moshen fue separado de Simin y de su hija. Nadie sabía lo que les esperaba. La niña tenía dolores, pero las autoridades no dejaron que Simin tomara su medicina.

Simin fue interrogada. "Primero querían encontrar a otros cristianos. Luego sugirieron que yo estaba vinculada a políticos de otros países y que mi objetivo era engañar a la gente sobre el Islam y el gobierno. Pero yo sólo quería llevarles al amor de Jesús", dijo. Cuando el interrogador no obtuvo las respuestas que quería, comenzaron las amenazas: "Si no vuelves al Islam, pasarás años en la cárcel. ¿Y después qué? ¿Qué le pasará a tu hija? Aunque te pongan en libertad, no volverás a conseguir trabajo”.

Los días parecían años. Simin sólo vio a su esposo dos veces y pasó horas en la sala de interrogatorios. La prisión en la que estuvo es famosa por los malos tratos. Cuando Simin se mostraba preocupada por el trato que recibía, los agentes le decían que diera gracias de que no hubieran hecho más. Además del desgaste emocional, empezó a tener problemas físicos. "Pedí un médico, no me encontraba bien. Enviaron a alguien que no estaba familiarizado con la terminología médica. No estaba segura de que fuera realmente un médico", cuenta.

Simin no sabía qué sería de su familia ni de su futuro. No podía hacer otra cosa que confiar en Jesús. Tenía miedo, pero podía sentir su presencia. "Sólo estábamos Jesús y yo en la celda", recuerda. Eso le dio esperanza para aguantar.

Un futuro incierto


Incluso después de ser detenida y pasar casi 20 días sin saber nada de su hija pequeña ni de su esposo, Simin dice que nunca pensó en negar a Jesús (foto representativa)

Tras 18 días en prisión, tortura emocional e interrogatorios, Simin y Moshen quedaron en libertad bajo fianza hasta el día del juicio. Pronto recibieron la noticia del veredicto del juez. Ambos eran culpables de "propaganda contra el régimen" y de aceptar el "cristianismo sionista". El término "cristianismo sionista" es una etiqueta utilizada por la agencia de seguridad del país y la judicatura para politizar la fe cristiana, así como para imponer una condena más dura.

Moshen fue condenado a un año de prisión con trabajos forzados y se le prohibió la entrada a la ciudad donde vivía, para que los conversos no pudieran hablar con él. Simin fue multada y ocurrió lo que siempre había sabido que ocurriría. "Unas horas después de la sentencia, me llamaron del hospital. Me habían despedido", cuenta.

Simin y Moshen no podían hacer nada. No sabían cómo sobrevivir y estaban destrozados por la pérdida de la comunión. Querían adorar a Jesús y servirle. Decidieron que la única manera de hacerlo era dejarlo todo y a todos atrás y huir del país. "Fue aterrador, pero tuvimos que hacer sacrificios", explica.

Fue entonces cuando iniciaron un viaje para salir del país. Se escondieron durante siete meses en una pequeña y sucia habitación de la casa de un contrabandista durante la pandemia de COVID-19, que dificultaba el cruce de fronteras. Tenían una cantidad limitada de dinero y sabían que podían ser detenidos en cualquier momento.

Finalmente, consiguieron escapar a un país cercano, donde ahora viven como refugiados. Incluso durante este viaje, Simin nunca pensó en negar a Jesús y volver a su antigua vida. "Dios estuvo con nosotros en todo momento. Era imposible para una familia esconderse durante tanto tiempo. Nos llevó 18 horas cruzar la frontera. Íbamos en un camión oscuro y frío con otras personas, pero mi hija enferma fue curada por el camino mientras dormía plácidamente".

*Nombres modificados por seguridad.

Prepara a mujeres para liderar iglesias en las casas

Para que el Evangelio no muera en lugares donde hay persecución, se necesitan líderes preparados. En Medio Oriente, las iglesias en las casas están formadas en su mayoría por mujeres. Con una donación, les permites aprender su papel según la Biblia en reuniones en línea y recibir formación para liderar iglesias en las casas del país.

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