Puertas Abiertas • 27 sep. 2024
Mauricio, su esposa y sus hijos siempre salen juntos para minimizar el riesgo de amenazas y ataques
Para Mauricio y su familia, cristianos indígenas que viven en Chiapas, México, la oración es una de las herramientas más importantes para mantener la fe en medio de la persecución. “Mi familia se reúne para orar, cantar y ayunar, lo que fortalece nuestro espíritu”, explica. Mauricio fue bautizado en una iglesia a dos horas de distancia de su comunidad, donde recibió apoyo en oración para no desanimarse y fortalecer su fe.
Pero para él, orar no solo lo protege, sino que también cambia corazones. Cuando Mauricio vio que el primer comandante de la comunidad —uno de sus principales perseguidores— sufrió una herida en la mano, no dudó en ayudarlo. Ató la herida y oró por él. “Nadie más quiso ayudarlo, solo yo. Eso lo sorprendió”, dijo. Ese mismo año, el segundo comandante de la policía se enfermó y Mauricio, nuevamente sin dudar, oró por él. “Cuando llegamos a su casa, fui bien recibido. Oramos y dejamos una ofrenda para cubrir sus necesidades. Entonces entendió que queríamos hacer el bien y que no debían molestarnos”, añadió.
Actualmente, Mauricio sigue en la misma situación que le impide vivir su fe con completa libertad. A pesar de que algunas personas en la comunidad han dejado de perseguirlo, otros continúan amenazándolo, esperando que reaccione negativamente para acusarlo y meterlo en prisión o expulsarlo. Afortunadamente, Mauricio ha aprendido a controlar sus reacciones y a poner la otra mejilla.
“No hace mucho, dejé que mi hijo pequeño fuera a pasear y regresó herido porque le lanzaron piedras a la cabeza”, revela Mauricio. Cuando los perseguidores lo veían salir con su esposa, se acercaban a su casa para acosar a sus hijos. “Por eso trato de llevar a mi familia conmigo a donde sea que vaya”, añade.
Desafíos y resiliencia
Mauricio recibió ayuda de Puertas Abiertas a través de entrenamiento bíblico y apoyo financiero
Además, no puede compartir su fe públicamente en la comunidad y, para reunirse con otros cristianos, debe salir de la comunidad, lo que es un problema, ya que la única forma de hacerlo es alquilando un automóvil, lo cual cuesta unos 60 dólares. Sin embargo, solo por ser cristiano, las personas de la comunidad le cobran tres veces esa cantidad.
“Ahora, debido a cambios en las autoridades, solo permiten autos de la comunidad, prohibiendo vehículos de otras comunidades, como los hermanos que solían recogerme para ir a la iglesia. Ahora la única forma es pedirle a alguien de mi comunidad que tenga auto y pagar la cantidad que pida”, dijo.
En este contexto, Puertas Abiertas ha ayudado a Mauricio y su familia de varias maneras para fortalecerlos: diferentes entrenamientos bíblicos y apoyo financiero. También recibió ayuda para desarrollar un proyecto económico vendiendo comida rápida, pero la comunidad no le permitió prosperar con la excusa de que eso perjudicaba la salud de las personas.
“Pido que todos los hermanos y hermanas en el cuerpo de Cristo me ayuden en oración para que Dios me dé fuerzas para soportar esta situación, porque no puedo vivir mi fe plenamente. Por favor, oren por mi libertad religiosa, para que ya no me vean obligado a participar en las tradiciones del lugar donde vivo, y para que toda la comunidad conozca la palabra de Dios”, concluye.
Ayuda legal para cristianos indígenas
En las comunidades indígenas mexicanas, las leyes son definidas por los líderes comunitarios, lo que lleva a que los cristianos sean encarcelados, agredidos o incluso asesinados. Además, las familias también son desplazadas, se les niega el acceso al agua y a la electricidad, y son expulsadas. Con una donación, permites que se preparen para defenderse legalmente en casos de persecución en las comunidades indígenas.
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