La fe radical de una iraquí en Jesús

Conoce la búsqueda por la verdad de Sarah y su milagroso encuentro con Cristo.

Puertas Abiertas • 15 abr. 2024


La vida de la joven iraquí Sara empezó a cambiar en el momento que le regalaron una Biblia y descubrió a un Dios totalmente distinto del que conocía en el Corán

La vida de la joven iraquí Sara empezó a cambiar en el momento que le regalaron una Biblia y descubrió a un Dios totalmente distinto del que conocía en el Corán

Sarah creció en un barrio de mayoría cristiana en Irak, a pesar de pertenecer a una familia musulmana. Ella se preguntaba por qué su mejor amiga, que era cristiana, iba a la iglesia todas las semanas. Cuando tenía unos 15 años, intentó ir a la iglesia con su amiga por primera vez, pero el guarda no la dejó entrar porque era musulmana. Como no estaba acostumbrada a escuchar un "no" por respuesta, le preguntó a su amiga cómo hacerse cristiana. Y aunque no tenía ningún interés real en convertirse, sentía curiosidad por aquel lugar de difícil acceso.

Pocos días después, su amiga le dio una Biblia. Sarah empezó a leerla, lo que despertó aún más su curiosidad. "Cuando leí la Biblia, me sentí confusa. Me surgieron muchas preguntas", recuerda Sarah. La religión que había aprendido desde pequeña le había enseñado a vivir con miedo de Dios. Así que lo que leía en la Biblia entraba en conflicto con lo que había oído toda su vida: "¿Cómo puede castigarme Dios si la Biblia dice que me ama y murió por mis pecados?".

Buscando respuestas, Sarah le preguntó a su padre, pero él le explicó que la Biblia era un libro inventado. "Déjalo, no lo leas más", le dijo. "Pero yo no puedo dejarlo", dijo Sarah. Entonces comparó el Corán con la Biblia y quedó "sorprendida y horrorizada". Pensó que el Dios de la Biblia no podía ser real, "porque era pacífico y amoroso y en el Corán era totalmente diferente", explica.

Sarah pasó mucho tiempo investigando libros islámicos. Sin embargo, cuanto más leía, más se horrorizaba. Cuando terminó el bachillerato, la aceptaron en una facultad de medicina de Bagdad, pero su amiga fue a una de Kirkuk. Sintiendo que necesitaba un cristiano que la guiara, Sarah acudió a sus vecinos cristianos. "Ahora soy cristiana", les dijo, pero la respuesta que le dieron fue desalentadora: "No hay posibilidad de que un musulmán se convierta en cristiano", le dijeron.

En busca de respuestas

Después de enfrentarse a su familia, el padre de Sarah le quitó el móvil y la encerró en su habitación (foto representativa)

"Estaba destrozada", cuenta, y pronto se dio cuenta de no solamente sus vecinos tenían esa actitud. Cuando entró en la universidad en 2013, visitó muchas iglesias históricas que la rechazaron y le dieron la misma respuesta. Afortunadamente, no se dio por vencida. "Estaba desesperada, después de todo, pensaba que nunca me aceptarían. Un día me topé en Facebook con un hombre que había nacido musulmán pero se había hecho cristiano. Lo publicaba en sus redes sociales. Entonces empecé a seguirlo y a ver sus vídeos", cuenta. Pero los mensajes eran críticos y agresivos, sin ninguna compasión por los musulmanes y su necesidad de un salvador.

Influenciada, Sarah juzgó a los miembros de su familia, llegando a atacarlos verbalmente. La respuesta de su familia llegó en forma de insultos verbales. "Mi madrastra me dijo que me había vuelto una infiel y obligó a su hijo a no hablarme más", recuerda. "Un día, durante la cena, estaban discutiendo las diferencias entre el islam chií y el suní. Y le dije a mi padre: ¿Qué son todas estas ideologías? Dios te ama y quiere que vengas a él". Fue entonces cuando el padre de Sarah puso a su hija bajo arresto domiciliario. "Todo este tiempo has estado preguntando por el cristianismo. Pensé que era sólo una fase, que se te pasaría. Pero por lo visto no te crié bien", le dijo a Sarah.

Entonces, el hombre al que Sarah amaba profundamente le quitó el móvil y la encerró en su habitación. "Me dijo: A ver cómo te saca tu Dios. Estaba muy asustada y conmocionada, después de todo, mi padre siempre había sido bueno conmigo". Durante diez días estuvo encerrada sin comer. "A pesar de ello, todas las noches soñaba con un lugar oscuro y que había alguien que me tomaba de la mano y me llevaba a un lugar muy luminoso", cuenta.

"Aunque mi situación parecía irremediable e imposible, seguía teniendo esperanza y fe en Cristo". Cuando por fin su padre abrió la puerta, la situación de Sarah se volvió aún peor: "Me dijo: Prepárate, mañana te casas. Yo no te crié bien, a lo mejor tu esposo sí. Y volvió a cerrar la puerta. "En ese momento, me enfadé con Jesús y oré: Eres un mentiroso. Si fueras real, me sacarías de aquí. Para demostrar que eres real, sálvame, porque prefiero morir antes que casarme", cuenta.

Un rescate milagroso

A Sarah la sacaron de su habitación y la llevaron en auto a una habitación de hotel en una ciudad del norte de Irak (foto representativa)

Esa noche, Sarah esperaba no despertarse al día siguiente. "A la mañana siguiente, alguien vino como una luz, me tomó de la mano y me sacó de la habitación cerrada. Me sentí como en trance, como en un sueño. Me metió en un auto y desperté en una habitación de hotel en una ciudad del norte de Irak, a horas de distancia de donde vivía. Me asusté mucho cuando supe dónde estaba. Pensé que estaba soñando, pero un empleado del hotel vino a darme algo de comida".

Al cabo de un rato, un oficial la llevó a una habitación donde le dijo: "Normalmente una chica huye de casa por miedo a su padre o a un hombre. ¿Cuál es tu historia?". "Sí, me escapé con alguien", le dijo al agente. "¿Quién es y por qué no está aquí?", le preguntó. En ese momento, ella se armó de valor y dijo: "Está aquí conmigo. Siempre está conmigo". "¿Quién es?", preguntó. "Dios", respondí.

Entonces ella contó su historia, pero el policía dijo que tenía que confirmar con su padre. Sarah tenía miedo y estaba preocupada por enfrentarse a él, pero al mismo tiempo se sentía valiente y más fuerte que nunca. Dos días después, el padre de Sarah llegó al lugar. "¿Quién la sacó de su habitación y la trajo aquí? La cámara de la casa y la del puesto de control sólo se interrumpieron en el momento en que te fuiste", cuestionó.

Sarah preguntó: "¿Quién tiene la llave de mi habitación? ¿Quién tiene mi celular? Incluso si hubiese podido hacer algo con la cámara en casa, ¿cómo podría manipular la cámara del puesto de control? Todo sucedió porque desafiaste a Dios. Dijiste: Deja que tu Dios te saque de aquí. Y eso fue lo que hizo". Él estaba confuso, no sabía cómo responder. "Me sentí victoriosa", dijo Sarah, pero su felicidad no duró mucho: "Preferiría que te hubieses escapado para casarte con otro y no haber hecho esto", le dijo su padre. Las palabras y acciones de su padre la hirieron profundamente, después de todo, él lo era todo para ella.

Descubre lo que le ocurrió a Sarah después de la conversación con su padre en la noticia que se publicará la semana que viene.

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