Puertas Abiertas • 2 jul. 2025
Puertas Abiertas visita una iglesia de desplazados en la región donde han ocurrido los ataques
Desde enero, al menos ciento veinte niños han sido secuestrados por un grupo de guerrilleros islámicos en Mozambique, según la organización Human Rights Watch. Estos grupos comenzaron a propagar la violencia en el país desde 2017.
Human Rights Watch registró una serie de ataques del grupo extremista al-Shabab en las aldeas de Mumu, Chibau, Ntotwe y Magaia, entre enero y mayo de 2025. De los ciento veinte niños secuestrados, solo seis han sido liberados hasta ahora.
Los que siguen en poder del grupo probablemente están siendo utilizados en trabajos forzados, como transportar bienes robados y cuidar plantaciones, además de ser víctimas de matrimonios forzados.
Este grupo insurgente, conocido como al-Shabab o ISIS-M, está vinculado al Estado Islámico y es una organización diferente a la que opera en Somalia con el mismo nombre. “Cuando los grupos extremistas atacan las comunidades, priorizar a los más vulnerables, como los niños y los cristianos, es un objetivo principal. Este patrón se ha mantenido en Mozambique. El secuestro de niños es un crimen de guerra y genera un trauma devastador para toda la comunidad”, afirma Yonas Dembele*, analista de World Watch Research.
Una guerra olvidada
Esta insurgencia en Mozambique es una de las crisis menos recordadas del mundo. Desde 2017, más de seis mil personas han sido asesinadas. Han ocurrido incidentes terribles, como decapitaciones masivas, incluso de niños y un pastor en 2021.
En abril de 2025, un ataque en la reserva ambiental de Niassa desplazó a unas dos mil personas. Diez trabajadores del parque fueron asesinados. Niassa está ahora bajo control militar, lo que destruyó la economía local, que dependía del turismo.
Miembros de las fuerzas de seguridad de Mozambique han sido acusados de violaciones a los derechos humanos contra sus propios ciudadanos. A pesar de la liberación de algunos de los niños secuestrados, prácticamente no existen recursos para brindar apoyo a las víctimas.
“El país necesita una estrategia para cuando un niño, especialmente aquellos que fueron rescatados, regresa a casa”, dice Benilde Nhalivilo, del Foro de la Sociedad Civil por los Derechos de la Niñez en Mozambique. Desde Camerún hasta Somalia, las comunidades luchan por reintegrar a las víctimas de secuestro por parte de grupos islámicos.
Un nuevo comienzo difícil
Los rehenes liberados son vistos como poco confiables. Las personas temen que puedan volver a unirse a los grupos terroristas o convertirse en blanco de futuros ataques. Las niñas también son consideradas como contaminadas o indignas de matrimonio.
“El gobierno de Mozambique necesita tomar medidas concretas para proteger a los niños y evitar que los grupos armados los utilicen como herramientas de conflicto. Es necesario garantizar medidas de reintegración para que estos niños no sean marginados al regresar a sus comunidades”, afirma Ashwanee Budoo-Scholz, de Human Rights Watch.
La violencia contra cristianos en África Subsahariana no tiene precedentes. Los creyentes son el blanco de una campaña para destruir la iglesia. Líderes cristianos de toda la región claman para que la iglesia en todo el mundo esté a su lado en oración. Participa en Despierta África y firma la petición por el fin de la violencia en África Subsahariana.
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