Puertas Abiertas • 24 feb. 2022
Los líderes eclesiásticos y los grupos cristianos de Colombia son víctimas de seguimientos sistemáticos, secuestros, amenazas, extorsiones, desplazamientos forzados y asesinatos
La violencia y la inseguridad en Colombia aumentaron, a pesar de las medidas de COVID-19. Esto provocó que las guerrillas aprovechen la crisis para consolidarse y manifestar los grandes fallos en la aplicación del acuerdo de paz. Se trata de un asunto cada vez más urgente, ya que los grupos delictivos actúan con de impunidad al haber conseguido un control territorial aún mayor. Este hecho provocó que las actividades cristianas se vean afectadas en lugares donde la guerrilla y otros criminales tienen autoridad.
A pesar del esfuerzo, por aplicar el acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), casi cinco años después de la firma, los miembros de las FARC, Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de otros grupos guerrilleros se disputan el control de regiones enteras para conducir actividades ilegales.
Este contexto ha hecho que los líderes de las iglesias y los grupos cristianos sean víctimas de seguimientos sistemáticos, secuestros, amenazas, extorsiones, desplazamientos forzados y asesinatos. También se producen ataques a edificios cristianos y amenazas directas contra los hijos de los pastores, como la violencia sexual o el reclutamiento forzoso. Estas medidas se dirigen especialmente a los cristianos que se oponen activamente a las actividades delictivas, hablan en defensa de los derechos humanos, predican a los combatientes, a los civiles y realizan actividades de oración en zonas violentas y evitan que los jóvenes se unan a los grupos delictivos.
Mayor vulnerabilidad
La inestabilidad en el servicio de salud y en la sociedad en general generada por la crisis del COVID-19 afectó especialmente a grupos que ya eran vulnerables, como los pueblos indígenas, los defensores de los derechos humanos, los líderes religiosos y sociales, los migrantes y los ciudadanos de bajos ingresos.
Esto los deja a menudo a merced de los delincuentes que ejercen el control de ciertas zonas del país. Cuando los cristianos son víctimas de delitos, la fe en Jesús no suele ser reconocida por las autoridades como la principal causa de la vulnerabilidad.
Aunque la mirada crítica de la sociedad se dirige a cualquier tipo de acción en la esfera pública, la intolerancia aumenta cuando se trata de grupos cristianos, sobre todo si se considera que tienen conexiones con los círculos gubernamentales o que buscan representación política. A pesar de toda la ayuda humanitaria llevada a cabo por las iglesias durante la crisis de COVID-19, la situación no mejoró.
Ayuda a los cristianos autóctonos
Al convertirse al cristianismo, los indígenas colombianos se ven obligados a dejar sus trabajos y a abandonar el lugar donde viven. Necesitan apoyo material, emocional y espiritual para echar raíces en Dios y resistir la persecución. Con un donativo, colaboras para que los cristianos indígenas reciban ayuda y permanezcan en Jesús.
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