Puertas Abiertas • 26 nov. 2024
Cristianos secretos norcoreanos necesitan las oraciones de la iglesia global (foto representativa)
António Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, busca responsabilizar a Corea del Norte y a sus representantes por graves violaciones a los derechos humanos. En un informe divulgado recientemente, sugiere el uso de "medidas de reparación y búsqueda de la verdad".
El informe resalta el aumento de la represión contra la libertad de expresión, pensamiento y acceso a la información, el control estricto sobre los movimientos internos y externos de los ciudadanos, y el uso de trabajo forzado en condiciones extremas en Corea del Norte, entre julio de 2023 y mayo de 2024.
António Guterres observa una escalada significativa en la represión, con nuevas leyes que restringen severamente el acceso a medios y contenidos extranjeros. Especialmente preocupante es la Ley del Pensamiento y la Cultura Reaccionarios, que impone penas severas, incluida la cadena perpetua y la pena de muerte, por la difusión de lo que el gobierno considera contenido "reaccionario", como películas, música de la cultura surcoreana y noticias extranjeras.
"No dejen de orar"
La presión es parte de un esfuerzo más amplio por controlar a la población y limitar su exposición a influencias externas. “La ley es una amenaza para todos los ciudadanos. Está dirigida específicamente contra los cristianos y prohíbe la Biblia y otros materiales religiosos”, señala Simon Lee, coordinador del ministerio de Puertas Abiertas con norcoreanos.
En el texto oficial, la ley no menciona el cristianismo ni la religión, pero se refiere a "materiales supersticiosos". “Todo norcoreano sabe lo que significa esa frase”, añade Simon. Entre las principales recomendaciones del informe internacional, se insta al gobierno norcoreano a cesar el uso de la tortura y el trabajo forzado, liberar a todos los prisioneros políticos y abolir la pena de muerte, que actualmente se aplica a una amplia gama de crímenes no violentos.
“Esperamos que los cristianos de todo el mundo no dejen de orar por Corea del Norte. Si dejamos de orar, significa que hemos perdido la esperanza. Pero los cristianos norcoreanos aún tienen la esperanza de que un día la situación en su país mejore”, concluye Simon.
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