Puertas Abiertas • 19 ago. 2024
Dina se convirtió en seguidora de Jesús no solo por lo que leyó en la Biblia, sino también por el comportamiento de su esposo (foto representativa)
Dina* es una cristiana que vive en Afganistán. Junto a sus dos hermanos, fue llevada a lo que ella llama una “familia iluminada”. Tuvo una infancia feliz, pero cuando aún era pequeña, su padre murió en una de las guerras civiles de Afganistán, y su madre tuvo que mantener a la familia. Aunque no ganaba mucho dinero, ser profesora permitió que la madre de Dina comprara una pequeña casa, asegurando que tuvieran lo necesario para sobrevivir. Dina contribuía con los ingresos de la casa vendiendo comida cerca de una escuela cada mañana.
Cuando cumplió 18 años, se casó. Fue a través de su esposo que empezó a seguir a Jesús. Lo que la convenció no fue solo lo que leyó en la Biblia, sino también el comportamiento de su esposo. “El matrimonio trajo alegría y desafíos cuando mi esposo, un carpintero, compartió la historia de Jesús conmigo. Inicialmente, yo estaba resistente, pero presenciar su transformación y los enseñanzas sobre un viajero amable abrió gradualmente mi corazón al cristianismo”, comparte.
La pareja creció en la fe y compartió la esperanza encontrada en la Biblia con otros. Este es un acto peligroso en Afganistán; ser descubierto como cristiano, especialmente al compartir la fe, puede convertirte en un blanco para el Talibán y del arraigado sistema de clanes, que ve la conversión religiosa como una traición a la familia, la tribu y la nación.
“Como cristianos, hemos hecho discípulos e impactado positivamente nuestra comunidad”, explica Dina. Pero la fe de la cristiana fue puesta a prueba el día en que su esposo y un amigo desaparecieron y nunca volvieron. Tras pasar por esto, Dina ve cómo las raíces que se profundizaron mientras ella y su esposo crecían en la fe han dado fruto en este tiempo. Buscó fuerzas en Jesús para no desanimarse. “Las enseñanzas de la Biblia me han traído consuelo, enfatizando la alegría de vivir en Cristo. A pesar de los riesgos potenciales, sigo comprometida con mi fe, esperando el día en que las buenas nuevas de la palabra de Dios lleguen a cada rincón de Afganistán”, concluye.
*Nombre cambiado por seguridad.
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