Informe de la persecución
Conoce a Zahra
Dios eligió a Zahra (seudónimo) para llevar luz a las mujeres a su alrededor. Mientras crecía, vivía un conflicto: por un lado, su fe en Jesús y, por otro, la cultura de su país. Aunque su padre la enseñaba sobre la Biblia todos los días, en la escuela, se veía obligada a participar en rituales islámicos y estudiar el Corán. Esta dualidad generó una lucha interna.
Durante sus años de formación, los recursos cristianos eran escasos. Además, Zahra no tenía opción de ir a la iglesia, ya que no hay iglesias oficiales en Yemen, solo las domésticas, que se realizan en secreto. Después de la secundaria, sintió el llamado de Dios a contarles a los demás sobre Jesús. Actualmente, ella construye relaciones participando de la rutina de las mujeres. “Las visito y ayudo con sus quehaceres domésticos, cocino y paso tiempo con ellas. Ahí construyo relaciones y puedo guiarlas a Cristo.”
Zahra sabe que la policía secreta yemení la sigue, sin embargo, eso no detiene su ministerio porque ver el crecimiento espiritual de estas mujeres no solo es una fuente de alegría, sino que también fortalece su llamado. “Creo que Dios me puso en este lugar para impactar la vida de estas mujeres. Para llevar esperanza y reflejar la verdadera luz de Cristo en medio de la terrible situación en la que vivimos,” afirma.
La persecución en Yemen
Yemen es uno de los lugares más peligrosos del mundo para seguir a Jesús. El islamismo es la religión nacional y la sharia (conjunto de leyes islámicas) es la fuente de toda la legislación. Además, una guerra civil que dura más de diez años ha llevado al país a un estado caótico y peligroso. La mitad de la población enfrenta hambre, 4,5 millones de personas están desplazadas y las regiones están controladas por grupos extremistas hutíes, Al-Qaeda y el Estado Islámico.
En cuanto a la libertad religiosa, la Constitución yemení guarda silencio. Mientras muchos buscan refugio fuera del país, un pequeño remanente ministra en secreto para llevar la verdad a los yemeníes, aunque su conversión esté prohibida. Abandonar el islam es considerado traición a la honra familiar y puede ser castigado con la muerte. Si alguien es denunciado a las autoridades como cristiano, puede ser detenido, preso, agredido o muerto impunemente.
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