Informe de la persecución
Conoce a Marcus Abana
Marcus Abana es pastor en un pueblo del estado de Adamawa, en el noreste de Nigeria. Su comunidad sufrió devastadores ataques del Boko Haram en los que se quemaron iglesias, se saquearon aldeas y se asesinaron a hombres y mujeres.
El pastor fue testigo de los efectos traumáticos de los ataques a la comunidad cristiana y fue necesario renovar su esperanza para reconstruir el lugar. Aun así, asegura que si se encontrara con un miembro del grupo extremista le diría: “Todo lo que has hecho es matar gente, saquear propiedades, destruir casas y quemar iglesias, pero Dios está dispuesto a perdonar todos tus pecados. Esas son las buenas noticias que tengo para ti hoy”.
En cuanto a las dificultades enfrentadas, explica: “La persecución seguirá llegando. No comenzó con nosotros, sucedió en el pasado y seguirá sucediendo. Dondequiera que haya persecución, el evangelio se esparcirá más y más. Así como nuestro maestro Jesús sufrió en su paso por aquí, también nosotros, sus seguidores, enfrentaremos dificultades, pero al final saldremos victoriosos”.
Persecución en Nigeria y África Occidental
África es el lugar donde más seguidores de Jesús son asesinados, lo que representa el 91% de las muertes en todo el mundo. Con estos números es posible afirmar que, la iglesia en África Occidental está bajo ataque, y su existencia está siendo amenazada.
Los cristianos que viven en esta región enfrentan muchos desafíos debido a su fe en Cristo, como la discriminación por parte del gobierno o la marginación social en sus propias comunidades. Además, la violencia dirigida y continua resulta en la muerte, lesiones físicas y mentales de cristianos, ataques a hogares y tiendas cristianos, secuestros, violencia sexual, matrimonios forzados, arrestos sin juicio y ataques a iglesias. A menudo, por eso, aldeas cristianas enteras tienen que huir en busca de un lugar donde puedan sobrevivir.
Los altos niveles de violencia se deben principalmente a la agenda de expansión islámica. Como resultado, más de 2600 cristianos fueron asesinados en la región, más de la mitad de ellos solo en Nigeria. Además, más de 7.500 sufrieron lesiones físicas y mentales, más de 2.200 viviendas y otros bienes cristianos fueron destruidos; más de 1.700 tiendas cristianas fueron atacadas; al menos 729 cristianos fueron secuestrados; más de 2.000 mujeres cristianas sufrieron violencia sexual y aproximadamente 300 fueron forzadas a casarse. En cuanto a las iglesias, más de 3.400 fueron atacadas.
*Nombre alterado por motivos de seguridad.
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