Informe de la persecución
Conoce a Joo Min

Conoce a Joo Min
Joo Min huyó de Corea del Norte para ayudar a su familia a sobrevivir. Al llegar a China, conoció a un colaborador de Puertas Abiertas que la llevó a un refugio seguro, donde recibió alimentos y asistencia médica. Allí también encontró un trabajo que le permitió apoyar económicamente a su familia en Corea del Norte. Pero eso no fue todo.
“Mientras estaba en el refugio seguro, escuché el evangelio por primera vez”, recuerda.
A diferencia de lo que había aprendido sobre los misioneros, las personas que conoció eran bondadosas, amorosas y la ayudaron sin pedir nada a cambio. “A pesar de lo que aprendí en Corea del Norte, acepté a Jesús como mi Salvador y participé en estudios bíblicos y capacitaciones semanales”, explica.
Después de comprender el llamado de Dios, regresó a Corea del Norte para fortalecer a los cristianos en su país. Tus donaciones hacen posible el ministerio de Joo Min, y ella no es la única. Puertas Abiertas capacita a muchos cristianos norcoreanos que regresan a su tierra natal para discipular a la iglesia secreta local.
La persecución en Corea del Norte
Los norcoreanos viven bajo constante vigilancia y control de oficiales, informantes, vecinos y familiares, y solo reciben información filtrada por el gobierno. Además, no tienen permiso para salir del país ni moverse dentro de él. El gobierno controla también la distribución de alimentos, pero existe una escasez crónica, y la situación actual es extremadamente grave.
Desde una edad temprana, están sujetos a una fuerte doctrinación ideológica. Debido a este control, la iglesia en Corea del Norte no puede reunirse, adorar abiertamente ni leer la Biblia sin exponerse a un gran riesgo. Seguir a Jesús en el país requiere una dedicación total y constante, ya que siempre hay peligros latentes. Los cristianos deben comprometerse al 100 % para vivir su fe de manera práctica sin ser descubiertos.
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