Puertas Abiertas • 20 ago. 2021
Los padres de la cristiana tuvieron que pagar para enterrarla en un cementerio provincial
El cuerpo de la cristiana Phetsamone*, de 30 años, no pudo ser enterrado en su pueblo del sur de Laos porque era seguidora de Jesús. Esta madre de tres hijos se hizo cristiana hace un año, cuando experimentó milagros mientras luchaba contra la talasemia, una enfermedad de la sangre. Dijo que tenía paz en su corazón después de entregar su vida a Cristo.
Desgraciadamente, el estado de la cristiana empeoró y fue remitida al hospital para recibir tratamiento, pero no resistió y falleció. La familia decidió llevarla a su pueblo natal para enterrarla, pero los aldeanos no permitieron que se enterrara el cuerpo de la cristiana.
La tribu cree que es culturalmente inaceptable llevar el cuerpo de alguien que ha muerto fuera de la aldea, aunque sea en un hospital. Incluso, si la mujer hubiese muerto en casa, la comunidad dijo que les prohibiría enterrar a Phetsamone en el cementerio del pueblo porque era seguidora de Jesús.
Después de que los líderes de la iglesia convencieron a los padres de Phetsamone, su cuerpo fue enterrado en el cementerio provincial, donde tuvieron que pagar cerca de 200 dólares por la parcela y 33 dólares por la entrada, un gasto mucho mayor en comparación con el entierro de Phetsamone en el pueblo.
Para muchos seguidores de Cristo en Laos, éste es sólo uno de los problemas que encuentran en sus comunidades cuando deciden seguir a Jesús. La cuestión del entierro no es extraña para ellos: los aldeanos suelen decir que al convertirse en cristianos enfurecen a los espíritus de la aldea, o que están creando desunión en la comunidad, por eso es imposible permitir el entierro.
*Nombre alterado por motivos de seguridad.
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