Niños se esconden para escuchar historias bíblicas en Asia

En el sudeste asiático, un pequeño grupo de niños de origen musulmán y sus familias se reúnen en secreto para participar en talleres de historias bíblicas organizados por socios locales de Puertas Abiertas.

En la región donde viven, declarar su fe en Jesús puede acarrearles la expulsión de casa e incluso la muerte. Sin embargo, con valentía, los pequeños y sus familias se reúnen para estudiar la palabra de Dios.

La acción de Dios ha sido muy especial en esta comunidad conocida por ser musulmanes estrictos. Se reúnen para inspirarse en historias bíblicas y encontrar consuelo en la presencia de Dios y en los demás.

El Dios que no abandona

Recientemente, los niños estaban aprendiendo sobre la historia de Agar y su hijo Ismael en Génesis 21. "Este pasaje es muy similar a la historia de los propios niños del grupo. Demuestra que, incluso cuando las cosas se ponen difíciles, los niños pueden encontrar fuerza conociendo y compartiendo historias bíblicas", dice Faith*, una colaboradora local de Puertas Abiertas.

Ramsi* y Wahid*, dos niños de entre 9 y 12 años, quedaron profundamente impactados por este pasaje. "Dios no nos abandonará. Nos ayudará cuando lo necesitemos", dice Ramsi. "Dios siempre está con nosotros en este camino", añade Wahid.

"Aun siendo tan jóvenes, ya se encuentran en peligro, pero estos niños no se rinden fácilmente", dice Faith. Con gran cautela, se reúnen dos veces al mes para compartir historias de héroes de la fe y de cómo Dios cuida de sus hijos. Con cada historia, los niños se han convertido en mensajeros que recuerdan a todos las importantes lecciones que han aprendido.

Portadores de esperanza

"A pesar de los riesgos, los padres apoyan a los niños y muestran cómo la fe puede unir a las familias en tiempos difíciles", dice Faith. El número de participantes ha aumentado y las personas quieren traer a otras para que también participen. En un mundo donde la fe y el peligro son partes intrínsecas de la vida, los niños han sido portadores de esperanza en el sudeste asiático.

"Las historias susurradas, la admirable fe y la unidad muestran lo fuertes que pueden ser las personas a pesar de sus circunstancias". Shamira*, otra participante, dice: "Doy gracias a Dios por los encuentros que hemos tenido. Siempre espero con impaciencia el día en que volvamos a reunirnos. Es maravilloso saber que Dios puede hacer tantas cosas".

*Nombres modificados por motivos de seguridad

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