Puertas Abiertas • 12 ago. 2023
Baher vio cómo su vida se desmoronaba en pocos años, pero fue rescatado por Dios
Egipto dejó de ser una monarquía y se convirtió en una república en 1952, y a pesar de varios cambios políticos y sociales, los cristianos suelen ser tratados como ciudadanos de segunda clase, lo que influye incluso en el mercado laboral.
Baher y toda su familia son cristianos y siempre han sufrido persecución en la región del Alto Egipto (región norte del valle del río Nilo). A los 13 años, tenía que arriesgar su vida a diario trabajando en una cantera, junto con su hermano mayor. Dejó de ir a la escuela porque sus padres no podían permitirse su educación y estaban enfermos.
"Los jóvenes de nuestra comunidad están siempre sometidos a una gran presión. Nos obligan a trabajar en la cantera porque no hay otra alternativa laboral. Me asustaba la idea de unirme al trabajo de mi hermano, pero no era mi elección. Trabajar en las canteras da miedo y es horrible. Todos los años hay varios muertos y heridos debido a las condiciones de trabajo", dice el cristiano.
El fin de la esperanza
Un día de verano, Baher transportaba piedras cuando fue atropellado por una máquina. El joven cristiano fue trasladado de urgencia al hospital y días después descubrió que había perdido uno de sus brazos. "Me di cuenta de la magnitud del desastre cuando llegué a casa discapacitado. Desistí de la vida. Me odiaba a mí mismo y odiaba a Dios porque pensaba que él era la razón de todo lo que me pasaba. No fue bueno conmigo, culpé a Dios", revela Baher. Mira el testimonio de Baher en el siguiente vídeo:
El cristiano tiene cuatro hermanas, pero ellas no pueden trabajar porque viven en una estricta comunidad islámica que no permite a las niñas ni a las mujeres estudiar ni trabajar. "Se espera que las mujeres se casen, sirvan y satisfagan exclusivamente las necesidades y expectativas de sus esposos", explica el joven.
Seis años después del accidente de Baher, su hermano cayó enfermo, pero su jefe no le permitió descansar ni ver a un médico. Con fuertes dolores, el trabajador tenía los pulmones llenos de polvo inhalado en el trabajo. Los latidos del hermano de Baher se aceleraron y murió en el hospital mientras el médico iba a buscar el estetoscopio para hacer los primeros análisis.
La rebelión de Baher contra Dios no hizo más que aumentar y dejó de asistir a la iglesia local. Pero a pesar de su desánimo, intentó sacar adelante a su familia, a su cuñada y a sus sobrinos. "Empecé a transportar ripio, arena y otros materiales de construcción ligeros. Sin embargo, nadie quería contratarme", afirma.
Socorro en medio de la angustia
Baher se sentía desamparado porque no podía mantener a su familia con sus propias fuerzas. Seguía sin darse cuenta del cuidado y la provisión que Dios tenía por él, pero un día recibió la visita de socios locales de Puertas Abiertas.
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