Puertas Abiertas • 4 jun. 2024
Durante año y medio, Wisnu fue discriminado a diario en el trabajo
Ser funcionario público puede ser sinónimo de seguridad económica, respeto social e incluso la garantía de una carrera sólida. Wisnu (seudónimo) creía que ser funcionario mejoraría su vida, pero en lugar de eso se enfrentó a una mayor persecución en Indonesia.
La oficina determinada para Wisnu no quiso aceptarlo y mintió diciendo que no cumplía los requisitos necesarios para trabajar allí. Pero la verdad era que sería el primer y único cristiano del lugar. No había nada malo en sus documentos, así que cumplió con su horario de trabajo a pesar de que nadie le hablara ni le encomendara ninguna tarea.
“Todos los días me sentaba en cualquier mesa que estuviera libre. Pero cuando llegaba el dueño de la mesa, tenía que irme. También tuve experiencias en las que cada vez que me sentaba en una silla y me iba, alguien la limpiaba. Para ellos, yo era un infiel. La silla en la que me sentaba la consideraban sucia", dice Wisnu.
Los frutos de la persistencia
El cristiano sufrió discriminación durante año y medio, hasta que el jefe del departamento se marchó. A partir de ese día, se le asignaron tareas adecuadas a su cargo. En lugar de tomar represalias contra los compañeros que le trataban con indiferencia y disgusto, Wisnu actuó como lo haría Jesús: “Me acerqué a mis compañeros de trabajo con amabilidad. Alabado sea Dios. Poco a poco fueron aceptando mi presencia allí. Algunos incluso me hicieron preguntas sobre el cristianismo”.
En su departamento, Wisnu se dio cuenta de que los proyectos que benefician a los no musulmanes reciben menos del 1% del presupuesto total dedicado a actividades religiosas. Además, los seguidores de Jesús también sufren discriminación a la hora de promocionarse. “Mi amigo musulmán y yo éramos las únicas personas que cumplíamos los requisitos para este trabajo. Estaba seguro de que seleccionarían a mi amigo. Aunque me aceptaran para un puesto similar, me enviarían a un lugar donde no hay mayoría musulmana", afirma.
El seguidor de Jesús participó en la formación de Puertas Abiertas y aprendió cosas vitales, como el perdón y el amor. “Tenemos que ser capaces de perdonar a quienes nos han hecho daño. Luego acercarnos a ellos con amor, para que vean a Dios en nuestras acciones", resume Wisnu. El cristiano reconoce que, al cabo de un tiempo, sus compañeros de trabajo se volvieron más receptivos.
Preparando a la próxima generación
El cristiano disciplinó a sus hijos para hacer frente a la persecución religiosa. Llevó a los niños a la escuela pública para que ya se dieran cuenta de lo que es la discriminación y tuvieran el deseo de cambiar la situación para las generaciones futuras. "Espero sinceramente que mis hijos hagan cambios en las instituciones gubernamentales y luchen por la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente de su religión", concluye.
Formación para cristianos
Enfrentarse a la persecución religiosa en el trabajo es una situación cotidiana en Indonesia. Incluso si nuestros hermanos y hermanas se hartan y dimiten, serán objeto de hostilidad en su próximo trabajo. Haz una donación y permite que un cristiano reciba formación para resistir la persecución en el lugar de trabajo.
Peticiones de oración
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