Inundaciones en Pakistán dejan el país en crisis

Oficialmente, se han confirmado más de 1.300 muertes y 33.000 personas han sido desplazadas de la región. El ministro de economía estima que los daños superan los 10.000 millones de dólares. Pakistán ya se enfrentaba a problemas como la crisis económica, la violencia y la inestabilidad política. Las recientes inundaciones han sumido al país en un completo caos y han aumentado la incertidumbre.

Un socio local contó: "Cuando conocí a Sunali*, estaba temblando por la conmoción que le produjo el cortocircuito. Su casa quedó destruida y su hijo atrapado entre los escombros, malherido y rodeado de mosquitos. Se quedó llorando durante horas". De alguna manera, Sunali consiguió salir de los escombros con su hijo y entró en contacto con los socios del ministerio Alive, que acudieron a su rescate.  

Los casos de disentería y cólera (enfermedades intestinales) solo aumentan, así como el número de muertes causadas por el hambre, especialmente entre los niños. "Un número alarmante de personas afectadas está por debajo del umbral de la pobreza. Antes de las inundaciones la situación ya era complicada, pero ahora los padres dejan de comer durante días para que sus hijos tengan comida", comentó un cristiano local. 

"Cuando nuestras manos están vacías, clamamos al Señor. Él nos escucha y nos proporciona lo que necesitamos. A menudo no es lo que queremos. A veces envía amigos, palabras de ánimo y personas con mucho amor. De alguna manera, el Señor ha mantenido a sus hijos todo este tiempo", dijo Rugia*, profesora de una escuela local. 

Los cristianos aún más vulnerables 

El hambre ha llegado a un punto en el que la ley ya no tiene ninguna autoridad para la gente. Algunos optan por robar comida de sus vecinos para alimentarse. Las minorías, especialmente los cristianos, ya están desatendidas en situaciones ordinarias. Incluso en este momento tan vulnerable, los cristianos siguen corriendo el riesgo de sufrir falsas acusaciones y secuestros, y de hecho algunos han sido detenidos bajo la acusación de obligar a la gente a convertirse al cristianismo.  

Muchas niñas han sufrido abusos y han sido separadas de sus familias en esta crisis. Algunos jóvenes organizaron un grupo llamado "vigilantes de seguridad" para proteger a las niñas de la comunidad. Arsalan* nadó 3 km con el agua a la altura del cuello para mantener a sus hermanas a salvo. Los terratenientes, a pesar de saber que las mujeres han sido maltratadas en la zona, ignoran los delitos que se producen en sus tierras. 

Los desplazados por la inundación, que no tienen dónde ir, también son vulnerables a la delincuencia y a los grupos violentos. Muchos cristianos que estaban escondidos y a salvo están ahora completamente expuestos a los extremistas. Muchos han tenido que ir a vivir con sus familias a la calle, ya que los edificios corren peligro de derrumbarse en cualquier momento. 

La situación es crítica, pero los socios de Puertas Abiertas, los pastores y el ministerio Alive se están movilizando lo más rápido posible para llegar al mayor número de personas. Como las carreteras y otras infraestructuras han desaparecido con las lluvias, la situación es difícil. Más aún cuando sólo forman parte de los equipos de rescate personas que odian a los cristianos. Pero los cristianos mantienen la fe en el cuidado y la providencia del Señor y cuentan con las oraciones de la iglesia mundial. 

*Nombres alterados por seguridad.