El llamamiento de la Iglesia Perseguida de Egipto en esta Semana Santa

Las celebraciones de Semana Santa en Egipto en 2018 fueron marcadas por la desaparición de al menos siete niñas y mujeres cristianas. En cada uno de los casos, la familia de la víctima dice que el secuestro fue realizado por un musulmán que quería convertir a la persona a la fuerza o casarse con ella. Todas las desapariciones fueron reportadas a la policía, pero las familias alegan que siempre fueron tratadas con indiferencia. Algunas familias llegan a decir que miembros de la policía estaban involucrados en las desapariciones.

La joven madre de dos hijos Christine Lamie, de 26 años, salió a trabajar, pero nunca volvió, según su marido, Bahaa Girgis. Ella desapareció después de ser amenazada en Facebook por un desconocido. Cuatro días después de dar queja en la policía, Girgis volvió a la comisaría para saber cómo estaba el curso del caso. Él dice que se sorprendió al ser informado que su esposa había ido a una comisaría el día anterior para llenar una declaración diciendo que no había sido secuestrada y que se había convertido al islam de libre y espontánea voluntad. Sin embargo, Bahaa dice: "Yo conozco a mi esposa muy bien, ella no se convertiría al islam. Ella fue obligada a convertirse después de ser secuestrada. "Ella fue presionada y amenazada para hacerlo", argumenta. También conversamos con el líder cristiano de Christine, que corroboró el relato de su marido sobre la vida familiar de Christine y su desaparición.

Briskam Raafat Mikhail Maher es una estudiante de secundaria de 17 años que vive con los abuelos desde que la madre desapareció. De acuerdo con la familia, la madre de Briskam fue secuestrada y forzada a convertirse al islamismo hace diez años. De acuerdo con un tío de la joven, un día él fue a buscarla en la escuela y se enteró que dos hombres la habían llevado, siendo uno de ellos llamado Mohamed, que quería casarse con ella y convertirla al islam. El tío cuenta: "Cuando llegamos a la comisaría, tuvimos una sorpresa: ellos sabían todo lo que había sucedido y nos amenazaron para que ocultáramos el nombre del secuestrador y los detalles del incidente, si quisiéramos la vuelta de Briskam.

Desapariciones no son investigadas por la policía

La estudiante universitaria Meray Girgis Sobhy salió a la universidad por la mañana y luego iba a tener una clase particular, pero no volvió a casa. Su padre llamó al tutor, pero él dijo que no había ido a la clase. Después de buscar en todos los hospitales, el padre de Meray fue a denunciar la desaparición de su hija, pero "ellos no hicieron ningún esfuerzo para investigar el caso y buscarla", cuenta. Rasha Khalaf Thabet Aziz, una estudiante de 18 años, estaba regresando a casa de una visita a la abuela cuando fue secuestrada. Un testigo ocular le contó a la familia que tres hombres enmascarados empujaron Rasha dentro de un coche y huyeron.

La adolescente de 16 años Hoda Atef Ghali Girgis tomó un transporte local después de la celebración de Pascua en la iglesia para ir a casa, pero nunca llegó. Su padre dijo que hizo un boletín de ocurrencia, pero la policía fue "apática e indiferente", según él. La madre de tres hijos, Mary Adly Milad, 40, tomó un taxi después del trabajo en una clínica privada para ir a casa. Pero ella no llegó a casa y su teléfono estaba apagado. A pesar de haber dado parte a la policía, la familia no tiene ninguna información de ella hasta hoy.

La joven Mirna Emil Yousef, 20, fue a la Universidad de Zagazig, donde estudiaba, para una prueba y no volvió a casa. La familia dio parte a la policía, acusando a un colega de clase musulmán de secuestrarla. Dos niños, de 10 y 11 años, también desaparecieron en la época de Pascua, en abril de 2018, en Egipto. En vista de los acontecimientos del año pasado, ora junto con nuestros hermanos egipcios en este Domingo de Resurrección. Pídele a Dios para que sean guardados e, incluso ante la persecución, puedan orar como Jesús oró antes de sufrir y padecer por nosotros: "se haga tu voluntad".

Sé uno con ellos

Te desafiamos a demonstrar tu amor de forma práctica a los cristianos perseguidos en esta Semana Santa. Dona un día de trabajo para los proyectos de Puertas Abiertas que apuntan a apoyarlos en sus necesidades. Con tu donación, declaras que eres uno con ellos y que no están solos en esa lucha.