Puertas Abiertas • 27 oct. 2022
La policía defendió a la familia y custodió la casa hasta el final del servicio
La cristiana Mousumi Mondol, de 34 años, es profesora de clases de alfabetización para adultos. Ella y su familia llevan mucho tiempo sirviendo a la comunidad local. Recientemente, la familia de Mousumi se enfrentó a la persecución dentro de su propia casa mientras cantaba alabanzas en un servicio doméstico. Los vecinos musulmanes no aceptaron la conversión de la familia al cristianismo. Así que atacaron la casa durante un servicio de acción de gracias. Además de los propietarios de la casa, otras cinco familias cristianas se encontraban en el lugar, en el norte de Bangladesh.
El servicio celebraba la recuperación del pastor de la comunidad, Ariful Mondol, que había perdido el movimiento de las piernas y se había curado milagrosamente. La familia del pastor también quiso dar las gracias por la provisión de alimentos y artículos de primera necesidad que la iglesia local le ofreció mientras estaba debilitado. Querían celebrar la bondad de Dios y el milagro recibido.
Cerca de la medianoche, mientras oraban y alababan a Dios, oyeron los golpes en la puerta y los gritos de la calle que decían: "¡Aquí no se pueden hacer celebraciones cristianas! ¡Silencio! No permitiremos que haya cristianos aquí". Una pequeña multitud estaba en la puerta de la casa amenazando con prender fuego a la casa, tratando de expulsar a los cristianos.
Intervención policial
La familia llamó a la policía para registrar la agresión y las autoridades no tardaron en llegar al lugar del incidente. La multitud dijo que la familia era una vergüenza para el Islam, ya que se habían convertido al cristianismo, y que no aceptarían esa situación. Esta vez, la policía defendió a la familia cristiana y dijo que tenían libertad religiosa para profesar cualquier fe que eligieran.
La policía mantuvo una vigilancia frente a la casa hasta el final del servicio para evitar más disturbios. Antes de salir, reforzaron que la familia debía estar atenta a nuevas amenazas y evitar salir solos.
Con lágrimas en los ojos, Mousumi dijo: "La situación es terrible. Tenemos miedo, especialmente mis dos hijas. Sabemos que a nuestros vecinos no les gusta nuestra presencia aquí y nos acosan desde hace tiempo. Pero esta vez fue extremo, se salió de control. Pensé que iban a quemar nuestra casa. Todos los días, cuando mis hijas van al colegio, tengo miedo de que les pase algo grave”. Los socios locales de Puertas Abiertas siguen acompañando y animando a la familia durante este difícil momento.
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