Una confianza sin reservas

Hoy retomamos la historia de Sara, una cristiana iraquí a la que su padre encerró cuando ella se convirtió. Sara se quedó en el norte de Irak, donde vivió muchas situaciones difíciles, como varios intentos de acoso y explotación sexual. Cada vez que esto sucedía, ella declaraba su confianza en Jesús y oraba pidiendo ayuda. Y Dios siempre respondía, haciendo que cambiara de trabajo y de casa. "Aunque me sentía muy sola y desesperanzada, mantuve mi fe y no dejé de orar", dice.

En una ocasión, un empleado del hotel donde se alojaba le dijo que fuera al restaurante vecino para conocer a una muchacha. Sara fue, pero la joven ya no trabajaba allí. "Sentí que había perdido el último hilo de esperanza", dice. Angustiada y desanimada, se desmayó. Cuando despertó, el dueño del restaurante le preguntó qué había pasado y Sara le contó su historia.

"Has venido al lugar adecuado. Soy cristiano y, a partir de hoy, eres mi hija. Voy a ayudarte", dijo el dueño del restaurante. "Cuando dijo eso, sentí que Dios me hablaba a través de él", cuenta Sara. El dueño del restaurante encontró una casa para Sara y le pagó el alquiler. También le encontró un trabajo.

Agradecida por las cosas malas

A pesar de las dificultades, Sara se bautizó y siguió estudiando teología

A pesar de las dificultades, Sara mantuvo su fe. Se bautizó, empezó a estudiar teología y decidió casarse. Cuando envió a su padre los documentos necesarios para la boda, se enteró de que él había borrado su nombre de los registros familiares. "Me lo esperaba, pero saber que era verdad me partió el corazón", cuenta.

La pérdida de la familia es una de las consecuencias más dolorosas para una mujer musulmana que decide seguir a Jesús, especialmente para una mujer soltera en Irak. Sara lo sabe muy bien, pero no se arrepiente. "Antes de conocer a Jesús, mi vida estaba vacía. No tenía la alegría y la paz que tengo ahora. Antes tenía todo lo que quería, pero por dentro no había amor de verdad. Era incapaz de amar, además de muy interesada, egoísta y con un ego enorme", explica.

Al mirar atrás, Sara ve cómo Dios actuó a través de situaciones difíciles para acercarla a Él. "Después de conocer a Cristo, mi vida se transformó por completo. Aprendí a amar y algunas cosas se rompieron dentro de mí. Estoy agradecida por todas las malas experiencias que he vivido. Además de conocer mejor a Dios, fui transformada a su imagen", afirma.

Al igual que Job, Sarah se enfadaba a veces con Dios y le culpaba por enfrentarse a tantas situaciones difíciles. "Pero ahora estoy agradecida por todo; después de todo, si eso no hubiera ocurrido, nunca habría encontrado a Cristo", dice.

Ayuda a cristianos sirios

Tras el inicio de la guerra en Siria, la economía empeoró. La mayoría de los sirios viven ahora en la pobreza y tienen dificultades para comprar artículos básicos. La guerra, la situación económica y los terremotos de febrero de 2023 han tenido un efecto devastador en el pueblo sirio. Con una donación te aseguras de que las familias cristianas sirias se beneficien de proyectos generadores de ingresos y de la reforma de sus viviendas.