Puertas Abiertas • 5 sep. 2016
La situación en Alepo, Siria, empeora a cada día. Las calles están vacías, misiles continúan cayendo como lluvia y las madres más que nunca están cargando los cuerpos de sus hijos sin vida. Después de cinco años de destrucción, los cristianos perseguidos afirman que es difícil mantener la esperanza. El único recurso al cual los cristianos están recurriendo es al clamor y oración a Dios. Ellos oran por su provisión y cuidado.
“Ayer fue un día sangriento en Alepo. Decenas de heridos y 17 personas murieron. Slemaniyeh, que es un área cristiana, fue atacada también. Yo vi en la televisión que el pueblo perdió la paciencia y está pidiendo venganza”, declara un cristiano.
“Hoy, en la maternidad donde mi esposa dio a luz, nuestra hija fue herida. Este es el mejor hospital de la ciudad. Él también es considerado como uno de los hospitales más importantes para el tratamiento de la infertilidad en el Medio Oriente. Entre los muertos que pasaron por aquí, hay un líder religioso y un bebé recién nacido. Este lugar es muy simbólico para nosotros, aquí era un lugar donde vidas venían al mundo y donde todo comenzaba. Hoy, este lugar está lleno de muerte y destrucción”, explica un hermano”.
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