¿Será que aprovechamos nuestro tiempo para orar por ellos?

 

Hoy, 7 de enero, termina la ""Semana Mundial de Oración."" En nuestro día a día ni siempre es posible tener momentos de comunión con Dios, pero la Biblia nos muestra que el pueblo de Dios disfrutó de la presencia del Señor siempre que lo buscó de todo corazón y también nos muestra evidencias que el espíritu alegre da paso a acercarse a Dios.

""Servid al Señor con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. ""(Salmo 100.2) 

""Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros."" (Mateo 5.12)

Sin embargo, la alegría no está separada de las luchas que cada ser humano debe enfrentar. Independientemente de la situación, es bíblico continuar alabando a Dios en todo momento. Todo honor y gloria deben atribuirse a él.

""Alabadle por sus proezas, Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza!"" (Salmo 150.2)

""Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia."" (Hebreos 12.28)

Estas dos ideas bíblicas se mezclan y suceden al mismo tiempo en la práctica. La adoración a Dios se lleva a cabo mientras admiramos sus obras en nuestras vidas y a nuestro alrededor. El corazón se alegra, y canta. Esto sucede en particular con la Iglesia Perseguida. Es decir, con todos aquellos que enfrentan persecución en el mundo, especialmente los que viven en los países que forman parte de la Lista Mundial de la Persecución.

Ellos no pueden adorar a Dios con libertad, sin embargo, lo hacen sin temer a la muerte, y lo adoran hasta el fin. Por lo tanto, son testigos públicos del amor de Cristo. Son valientes, audaces y sostenidos por el Espíritu Santo. Cuando vienen tiempos difíciles, se aferran a la alegría de Jesús. Incluso en medio de las lágrimas y del dolor, ellos oran como Jesús oró en el Monte de los Olivos.

“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” (Lucas 22:44)

Se sabe que Jesús se enfrentó a una presión inimaginable cuando se prepara para asumir los pecados del mundo. Los que son perseguidos comparten su alegría, pero también su angustia. Siempre que sea posible, acuérdese de orar por los cristianos que son perseguidos. Ellos necesitan saber que no están solos. Somos un solo cuerpo con ellos.