Puertas Abiertas • 8 abr. 2022
No podemos detener la guerra, ni conseguir que nos escuchen, pero podemos orar
¿Es posible amar cuando sólo hay odio? Esta es la realidad de los cristianos que viven en Rusia. Entre ellos está Olya (seudónimo), una cristiana que compartió su punto de vista sobre la guerra contra Ucrania. Durante la conversación, habló de sí misma, de su familia y de la iglesia en medio de la difícil realidad actual. Conoce la primera parte de nuestra conversación con ella.
Puertas abiertas: Olya, ¿cómo ves la situación de la guerra entre Rusia y Ucrania? ¿Cómo te sientes como cristiana?
Al principio, mi familia y yo no creíamos que fuera cierto. Parecía tan loco e imposible. Por supuesto, estamos en contra de la guerra y oramos para que Dios intervenga y acabe la violencia. Es muy difícil aceptar que nuestro país empezó la guerra y está "destruyendo la casa de alguien". Otra cosa difícil de aceptar es el impacto que está teniendo en todo el mundo.
La primera semana fue muy dura para mí, lloraba todos los días cuando me enteraba de la situación a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Hablaban sobre la violencia, el sufrimiento de los ucranianos, de los refugiados y de los muertos. También oí que los cristianos y las iglesias están sufriendo con la guerra. Eso me hizo llorar, sufrir y orar constantemente. No podía encontrar paz.
Puertas Abiertas: ¿Cómo tú y los demás cristianos reaccionaron? ¿Qué hicieron?
Organizamos oraciones en nuestras iglesias e hicimos cadenas de oración. Grupos de miembros de la iglesia oraron día y noche y ayunaron. No podemos detener la guerra, ni conseguir que nos escuchen. No podemos organizar una revolución contra nuestro presidente y gobierno, después de todo, como cristianos tenemos que bendecirlos aunque estemos en contra de lo que hacen. Creemos que hay otra manera, una forma diplomática para llegar a un acuerdo.
En nuestra iglesia, recaudamos fondos para los cristianos ucranianos y los enviamos a través de un miembro de la iglesia que tenía parientes en ese lado. Ellos quedaron muy agradecidos. Dijeron que la ayuda llegó a tiempo y ayudó a realizar compras para los miembros de la iglesia. Seguimos recaudando fondos, pero de momento no pudimos enviar, porque la frontera está cerrada.
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