Lee sobre la experiencia de ser un cristiano preso en Irán

“Acuérdense de los presos, como si ustedes fueran sus compañeros de cárcel, y también de los que son maltratados, como si fueran ustedes mismos los que sufren. " (Hebreos 13: 3).

La Biblia nos enseña que Jesús espera que su iglesia visite a los que están en prisión. En el Evangelio de Mateo, Jesús dice: "estuve en la cárcel, y me visitaron " (Mateo 25:36), y así es como lo ve el Señor: "Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí "(Mateo 25:40).

Estamos llamados a interceder el uno por el otro, y cuando lo hacemos, Dios usa a esa obediencia para fortalecernos a nosotros y a aquellos que están sufriendo. Tenemos numerosos relatos de ex convictos y creyentes perseguidos que nos dicen que sintieron que el Cuerpo de Cristo oraba por ellos en su celda de prisión, y que sacaron fuerza de ese conocimiento, especialmente en las situaciones más difíciles.

Ora por los cristianos presos en Irán

Podemos consolarnos sabiendo que nuestro Dios es soberano, omnisciente y omnipotente. Que Él conoce cada condena y cada sentencia de prisión, así como cada apelación ganada y perdida. Y que su eterno amor tiene un plan, aunque nosotros no logremos, muchas veces, comprenderlo totalmente.

A lo largo de la historia, Dios ha usado la persecución como parte de su plan soberano para difundir su evangelio y fortalecer a los creyentes. Las Escrituras nos dicen repetidamente que no siempre comprenderemos los caminos de Dios. Pero, seguimos orando incluso cuando las cosas no tienen sentido en nuestras cabezas y corazones, confiando en Dios y Su sabiduría, recordando que Él es siempre bueno.

• Ora para que los presos experimenten la presencia y el poder del Espíritu Santo, incluso en sus celdas de prisión.
• Pídele a Dios que les dé resistencia y coraje sobrenaturales, convirtiéndose en audaces testigos para los guardias y otros reclusos.
• Ora para que caminen en paz y hablen con sabiduría durante los interrogatorios, que suelen suceder casi a diario para algunos.
• Pídele a Dios que les dé sueños y otras formas de asegurarles que sus familias están a salvo. A veces los prisioneros cristianos, especialmente al comienzo del tiempo en la cárcel, cuando las autoridades amenazan con dañar a sus familias durante los interrogatorios, no pueden hablar con los miembros de la familia.
• Ora para que continúen orando todos los días, pidiéndole a Dios que guíe sus pasos y los acerque al corazón de Cristo.
• Ora por paz y consuelo para los cristianos y las familias que esperan el veredicto de las apelaciones. Pídele a Dios que los prepare para el futuro y, finalmente, que su sentencia sea anulada.

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