Niños cristianos sufren de traumas por causa de la violencia

Open Doors está en Irak y en Siria trabajando para ayudar mujeres, hombres y niños que huyeron de sus comunidades para salvar sus vidas. Colaboradores de la organización han abrigado familias, providenciando alimentos, ropas, charlas de consejería postraumáticas y educación.
 
Además de estas áreas cruciales, hay un aspecto diferente, extremamente importante de la actuación de Open Doors en estos dos países: la creación de los espacios para niños.

El miedo y la inseguridad son constantes y caminan en paralelo a los niños que han enfrentado la violencia en Siria y en Irak tales como: la amenaza de decapitaciones, ejecuciones en masa, agresiones, desplazamientos y retiradas forzadas de sus casas.

Estas son las realidades que marcan cualquier adulto por el resto de la vida – y los niños están resistiendo a esas amenazas diariamente. Algunos ya vieron miembros de su propia familia morir en frente de ellos. Los horrores que estos niños enfrentan son inimaginables. 

Es por eso que Open Doors está empeñado en crear áreas supervisadas donde los niños afectados por la guerra puedan ser simples niños de nuevo. Estos espacios proporcionan a ellos la oportunidad de participar de juegos educativos, retomar su desarrollo educacional, dibujar, oír música, ver videos y jugar con otros niños.

Es un pequeño paso que tiene el objetivo de, a largo plazo, recuperar millones de niños.

En tiempos de guerra es esencial pensar sobre el impacto de la violencia y trauma en la próxima generación. Posibilitar lugares como esos para los niños es uno de los aspectos más importantes del ministerio. Además de eso, como el invierno está llegando, Open Doors ha movilizado apoyo para disponer ropas para el frío, abrigo y otros ítems necesarios para que los niños y sus familiares puedan enfrentar el frío riguroso.