Más de medio millón de personas están desalojadas en Burkina Faso

Ante los constantes ataques de extremistas en Burkina Faso, Puertas Abiertas emitió un documento solicitando la intervención de la comunidad internacional para dar asistencia inmediata a las más de 500,000 personas desplazadas en el país. Hace tres años, la nación disfrutaba de una relativa estabilidad dentro de una región turbulenta, donde los grupos extremistas estaban activos en países vecinos como Mali y Níger.

Eso cambió en enero de 2016, cuando un grupo afiliado a Al-Qaeda en la región del Magreb atacó dos hoteles y un café en la capital, Uagadugú, matando a 29 personas. Entre las víctimas se encontraban siete cristianos. Desde entonces, los ataques de nuevos grupos yihadistas en Burkina Faso han aumentado. El año pasado fue el más mortal, con más de 250 personas asesinadas. El enviado de la ONU (Naciones Unidas) a la región del Sahel, Mohamada Ibn Chambas, describió la situación actual como una "ola devastadora".

La violencia provocó el cierre de 2,000 escuelas y más de 750,000 personas abandonaron sus hogares en busca de seguridad. El hecho provocó una crisis humanitaria en uno de los países más pobres del mundo.

A inicios de este año, cristianos fueron asesinados mientras adoraban.

“Una respuesta de seguridad a la crisis es vital. Sin embargo, abordar la grave situación humanitaria es necesario para proporcionar una respuesta integral a la crisis y prevenir la violencia futura ", dijo Puertas Abiertas en el informe de política publicado el 26 de febrero. “Los desplazados internos enfrentan riesgos asociados con la falta de seguridad, servicios básicos y atención médica. El fracaso del gobierno del país y la comunidad internacional para satisfacer estas necesidades podría promover el resentimiento hacia las instituciones y hacer que una población, ya vulnerable, sea aún más susceptible a la ideología radical ".

Puertas Abiertas cree que las organizaciones religiosas pueden desempeñar un papel clave en la asistencia a las víctimas de la violencia, porque "a menudo son las primeras en entrar a las zonas difíciles para las grandes ONG".

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