Puertas Abiertas • 16 abr. 2021
Los violentos ataques de los grupos criminales en Buenaventura preocupan a los líderes locales y a los cristianos.
En los últimos meses, las iglesias de Buenaventura, la principal ciudad portuaria de Colombia, se han visto afectadas por las amenazas y los abusos de diferentes grupos armados ilegales que operan en la zona. Los líderes y voluntarios de la iglesia han continuado su misión pastoral a pesar de la violencia causada por la presencia de cárteles de la droga y otras organizaciones criminales.
El pasado mes de diciembre, en la víspera de Año Nuevo, los habitantes de Buenaventura fueron testigos de la peor violencia registrada hasta ahora en las calles de la ciudad. Mientras se producían tiroteos entre grupos ilegales rivales a plena luz del día, el tráfico se detuvo, los comerciantes locales cerraron sus tiendas y todo el mundo corrió rápidamente a refugiarse. A partir de ese día, el gobierno ordenó el despliegue de tropas militares y fuerzas policiales. Desde entonces, el conflicto se ha intensificado y la población está ahora temerosa y aterrorizada.
Colaboradores de Puertas Abiertas en Colombia informaron que el nivel de violencia en Buenaventura durante el último mes ha sido muy similar a los conflictos de la región entre 2004 y 2007, los peores de la historia. En aquella época, la ciudad estaba plagada de tiroteos repentinos y explosiones de bombas constantemente, entre otras acciones delictivas.
Historia de la violencia
La ubicación estratégica de Buenaventura, en la costa del Pacífico y a pocos kilómetros de la cordillera de los Andes, hace que la ciudad sea un lugar ideal para los comerciantes legales, pero también para los narcotraficantes y delincuentes de todo tipo. Históricamente, Buenaventura estaba bajo el control de dos bandas armadas ilegales. Uno de ellos conocido como La Empresa; el otro, La Local, el de mayor poder financiero e influencia social.
Sin embargo, en los últimos meses han surgido nuevas fuerzas en la región. Son grupos disidentes de organizaciones criminales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Lucharon contra las fuerzas del gobierno colombiano durante más de 50 años hasta el acuerdo de paz de 2016. Ahora, todos estos grupos luchan entre sí por el control de los territorios y los recursos.
Según la información de los colaboradores locales, el ELN ha suministrado armas de alto calibre a las bandas criminales, y las extorsiones en la región han alcanzado niveles récord. Todos los productos, incluidos los de primera necesidad, cuestan ahora mucho más porque para pagar el impuesto de soborno a los líderes de estas bandas, los propietarios de las tiendas tienen que subir los precios. Como consecuencia, el costo de la vida en Buenaventura ha aumentado desde noviembre del año pasado.
"La situación actual es igual o incluso peor que hace unos años. Las órdenes que provienen de la cúpula de las organizaciones criminales es que todo el mundo tiene que pagar este impuesto conocido como vacuna que en realidad es una extorsión", dijo un colaborador de Puertas Abiertas en el lugar.
Apoya a los hijos de los cristianos perseguidos
En Colombia, los padres cristianos temen por el futuro de sus hijos, ya que los grupos armados vigilan a los niños para reclutarlos en el crimen. El Hogar Cristiano, mantenido por Puertas Abiertas, aporta esperanza a estos padres y niños. En este lugar, los niños y adolescentes tienen acceso tanto a los fundamentos de la fe cristiana como a la educación secular. Tu donación le da a estos niños un lugar seguro, donde los pequeños reciben protección, atención y educación. Las familias también reciben ayuda para sus necesidades básicas.
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