Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre (Marcos 10

Ayer, contamos la historia de Nadeen *, una cristiana que se sentía solitaria por no poder participar de grupos de oración como los demás cristianos. Hasta que un día conoció a un hermano en la fe que se hizo especial en su vida y que en el futuro vino a ser su marido. Ambos eran musulmanes antes de conocer a Cristo.

Para agradar a la familia de Nadeen, aceptaron celebrar una ceremonia de boda islámica, pero después tuvieron su verdadero matrimonio con la comunidad cristiana. Según ella, la historia de amor de la pareja es, sobre todo, el amor de Dios en medio de la guerra, y sirve de ejemplo a otros yemenitas que están determinados a seguir a Jesús.

""A causa de mi matrimonio, soy capaz de servir y compartir el evangelio libremente, de forma segura, y todavía soy discipulada por mi propio marido"", cuenta ella y reconoce con gratitud a Dios que fue una alegría poder compartir esa felicidad con su familia natural, así como con su familia espiritual.

""Tuve una ceremonia islámica organizada por mi familia, pero esa celebración larga y tradicional no significó nada cuando se comparó a media hora que estuvimos con nuestra familia en la fe. Nuestro líder bendijo nuestra unión en Cristo y yo y mi marido sentimos tanto la presencia de Dios allí, fue muy fuerte. Me sentía realizada al ver a nuestros amigos y los niños cantando y adorando a Dios.

Algunos meses después, Nadeen descubrió que estaba embarazada. Ahora la pareja espera la llegada del primer hijo. La familia está decidida a permanecer en Yemen para mantener la iglesia viva y garantizar que el Reino de Dios prevalezca en aquel lugar.

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* Nombre cambiado por motivos de seguridad.