Puertas Abiertas • 15 sep. 2019
La persecución amenaza el futuro del evangelio en muchos países
Cuando el esposo de Aster fue sorprendido orando con sus amigos, las autoridades de Eritrea lo arrestaron y lo encerraron indeterminadamente. Aster se quedó sola para cuidar de sí misma y de sus cuatro hijos, sin saber si volvería a ver a su esposo. "No teníamos nada en ese momento. Incluso el alquiler de la casa no había sido pagado. Aunque consiguiera un trabajo rápidamente, no sería suficiente para cubrir nuestros gastos", revela Aster.
En Eritrea, es ilegal que los cristianos adoren fuera de las iglesias reconocidas por el estado. Incluso orar en células o grupos pequeños, como el esposo de Aster, puede terminar en prisión. "Cuando les dije a los niños que su padre había sido arrestado, se sorprendieron. Leí junto con ellos el libro de Hechos que cuenta el sufrimiento que enfrentaron los primeros cristianos y eso los hizo sentirse un poco mejor", dice Aster.
Con la ayuda de socios de Puertas Abiertas, ella pudo comenzar de nuevo: "Si no fuera por ustedes, no sé qué sería de nosotros", dice Aster.
¿Cuál es la esperanza para el futuro de la iglesia?
A medida que la persecución en todo el mundo aumenta, los cristianos están perdiendo todo lo que tienen para seguir a Jesús. Y no se trata solo de adultos. La persecución está amenazando a la próxima generación y al futuro del evangelio. Los niños de Aster están amenazados por su fe en Jesús.
"Mi hijo mayor siempre es acosado e insultado debido a sus convicciones cristianas. Mi hija ya recibió tres amonestaciones de la escuela por compartir sobre su fe con los demás. Los directores le dijeron que no hablara con ningún otro niño, incluso durante las vacaciones escolares. Cierto día, unos de sus compañeros de clase, le arrojaron piedras y la golpearon en el estómago. A menudo dicen que ella no merece tener amigos. Algunas veces, ellos también arrojan piedras a nuestra casa", dice la preocupada madre.
Sin embargo, sabemos que aun cuando somos presionados y forzados a detenernos, hay esperanza. Dondequiera que se predique el evangelio, existe la persecución. Pero el Evangelio no puede ser guardarlo para nosotros mismos. Si bien la persecución en todo el mundo está aumentando tanto en probabilidad como en intensidad, la fe de la próxima generación nos muestra que está dispuesta a seguir a Jesús sin importar el costo.
"Mi hija no teme la persecución y siempre me dice que este sufrimiento son temporarios y que están dentro de un plano soberano de Dios. Incluso cuando alguien la está lastimando físicamente, ella no se importa. Ella siempre dice: Dios no me decepcionará. Estoy listo para seguirlo hasta la muerte", dice Aster.
* Nombre alterado por motivos de seguridad.
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