La persecución alcanza jóvenes y niños en India

Los padres del joven Darmish, de 17 años, son parte de una secta hindú. Sus tíos son cristianos y sus primos lo llevaron para la escuela dominical donde él recibió a Cristo junto a sus cinco hermanas. En pocos años, la iglesia creció de 28 para más de 250 miembros – aunque el pastor haya sido físicamente agredido cinco veces con varas inclusive en la cabeza.

Culturalmente, es esperado que los niños sigan la tradición de la familia; por esta razón, Darmish es forzado por sus padres a tener clases con un profesor hindú, que lo amenaza a involucrarse con las prácticas hindús o entonces dejar la escuela. Él pide orientación de Dios para saber cómo actuar en esta situación y poder testificar sobre su fe cristiana.

Ummababi tenía apenas diez años de edad cuando el ataque del 2008 tuvo lugar en su villa, en Kandhamal. Seis pastores de la región murieron. Ella y su familia fueron forzadas a huir para el bosque cuando su casa fue quemada. Con mucho miedo, se unieron a otros cristianos durante cuatro días, sin comida ni agua. Ella recuerda de cómo los bebés lloraban de hambre y cómo los otros niños los ayudaban a chupar hojas para sobrevivir. La familia de Ummababi, así como muchos otros cristianos, no solo perdió sus posesiones, sino todo su ganado. Open Doors les ha ayudado a reconstruir sus casas.