La pandemia impacta el tráfico de mujeres cristianas

En 2020, las tasas de desempleo aumentaron, la población se encontró en situaciones de hambre, víctimas de la violencia doméstica y las muertes también aumentaron como resultado de la pandemia, además de los riesgos que el coronavirus trajo a la salud. En situaciones de extrema violencia en partes de África Occidental, como el norte de Nigeria, los bloqueos han restringido la circulación de los ciudadanos, pero no la de los yihadistas.

El departamento de investigación de Puertas Abiertas estima que durante la pandemia murieron más hombres y niños cristianos a manos de los yihadistas en Nigeria. En los ataques, las mujeres y las niñas solían ser secuestradas con fines de esclavitud.  

A lo largo de 2020, uno de los temas preocupantes que recibe mayor atención por parte de los investigadores y expertos es el secuestro de cristianos para la trata de personas, especialmente mujeres y niñas convertidas en esclavas sexuales. En marzo de 2020, el departamento de investigación informó que las niñas cristianas de los países fronterizos con China eran objeto de tráfico hacia el país comunista. Este año la misma situación se repite a nivel global, el 90% de los casos afirman que la crisis del COVID-19 había repercutido en la trata de mujeres, con un aumento significativo o moderado. ¡Conoce el relatorio Mujeres Perseguidas en 2020!

Sin embargo, también hay buenas noticias. El diputado británico Lord Ahmad, antes de la presentación de la Declaración de la Humanidad para los Líderes de la Fe y los Líderes de las Creencias, habló de la importancia de reconocer y abordar las dificultades específicas que experimentan las mujeres de las comunidades religiosas minoritarias: "El gobierno del Reino Unido reconoce que las mujeres y las niñas de las minorías religiosas pueden sufrir a menudo a causa del género y la fe. Por eso nos aseguramos de que nuestro trabajo de política de derechos humanos tenga en cuenta la importancia de abordar las dificultades específicas que experimentan las mujeres de las comunidades religiosas minoritarias".

Puertas Abiertas continúa pidiendo a los gobiernos de todo el mundo que reconozcan la doble vulnerabilidad de la persecución religiosa y la desigualdad de género, y que aprueben estrategias para hacer frente a esta situación, como la ayuda específica a las mujeres de las minorías religiosas. Los gobiernos tienen la oportunidad de trabajar con las organizaciones y los actores religiosos para garantizar la igualdad de las mujeres ante la ley, de modo que los autores de la violencia contra ellas no puedan seguir actuando con impunidad.