Incluso heridos, los cristianos van a la iglesia después del ataque

Puertas Abiertas contó la historia de Aziz *, un colaborador que trabaja para brindar aliento y esperanza a los cristianos que fueron víctimas de un ataque contra una iglesia en la región del Golfo. Durante una visita a un hospital, un hermano fue hostil con él, pensando que sería simplemente otra persona interesada en explorar su vulnerabilidad. Pero el colaborador demostró que la razón de estar allí era el amor de Dios. El equipo de Aziz también visitó la iglesia de este hermano dos días después del ataque.

El altar estaba dañado, las copas y panes de la santa cena estaban en el suelo y las alfombras estaban marcadas con un rojo oscuro. Aziz pensó: "El vino en la copa y la sangre de los mártires y los heridos se mezclaron". El domingo siguiente, el cristiano regresó al lugar de culto y encontró todo limpio, pero el daño aún no había sido reparado. Personas con vendas y otros usando muletas empezaron a llegar, nada pudo dejarlos en casa. "Los cristianos corren riesgos, porque el testimonio de la iglesia es que Dios es bueno", explica Aziz. Querían demostrar que Jesús es digno de ser adorado incluso después de los ataques. "Antes, la iglesia ya era un lugar hermoso. Pero cuando vi a los heridos allí, personas que lucharon por la vida solo unos días antes, me di cuenta de que Dios había hecho que la iglesia luciera aún más bella”, testifica.

Una de las víctimas fatales del ataque fue un colega de entrenamiento bíblico de Aziz. Evitó que un extremista entrara por la puerta principal manteniéndola cerrada. Al mismo tiempo, ayudó a otros seguidores de Jesús a escapar por la puerta de atrás. Más tarde, el hombre fue encontrado con una bala alojada en el corazón. Aziz está presente con sus hermanos y hermanas en momentos de dolor, pero cuando se le pregunta si le resulta difícil el ministerio que realiza, demuestra su verdadera motivación. “No importa cuán grande sea la destrucción, Dios nunca puede ser destruido. Siempre hay espacio para un rayo de luz y un hilo de esperanza. Entonces, ¿cómo podemos desesperarnos cuando siempre hay luz y esperanza en Cristo? Tenemos la garantía de la vida eterna”, concluye.

* Nombre cambiado por seguridad

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