Puertas Abiertas • 1 dic. 2024
Rumana no tiene amigos porque es cristiana. Los niños que siguen a Jesús en Bangladesh sufren acoso y aislamiento a causa de su fe
Rumana (pseudónimo), una niña de nueve años, vive con su familia en Bangladesh. Ellos enfrentan persecución simplemente por seguir a Jesús. Uno de los eventos más traumáticos para la niña ocurrió cuando, al regresar de la escuela, vio su casa envuelta en llamas y humo saliendo del techo. Los vecinos cuidaban de su hermano menor mientras su madre intentaba apagar el fuego.
Ella no sabía qué hacer. “El fuego era enorme y nadie ofreció ayuda. Todos solo miraban.” Su padre llegó corriendo del trabajo, pero la escena era devastadora. “Vi a mi padre llorando y retorciéndose en el suelo. No quedó nada de la casa”, comparte. El padre de Rumana quedó tan traumatizado que sufrió un colapso. La familia quiso llevarlo a casa de un vecino, pero todos se negaron, diciendo que ellos podrían ser el próximo objetivo.
Entonces pidieron a un primo que llevara al padre de Rumana al hospital, pero él también se negó. El padre de la niña permaneció en aflicción hasta que una mujer permitió que la familia entrara a su casa. Sin embargo, cuando él recuperó la conciencia, la dueña de la casa les pidió que se fueran. Como la familia no tenía adónde ir, montaron una cabaña en el patio de su casa y comenzaron a vivir allí. “Sin ropa ni comida, quedamos completamente desamparados”, cuenta Rumana. Al día siguiente, la niña buscó entre las cenizas cualquier cosa que pudiera rescatar. Milagrosamente, algunas cosas sobrevivieron, incluida una Biblia.
Aislada en la escuela
En Bangladesh, cuando Rumana llega a la escuela, se encuentra aislada y sola
A pesar del dolor y la violencia, la familia continúa viviendo para Jesús. Los desafíos para Rumana también se extienden a la escuela, donde nadie la saluda ni se sienta junto a ella. “No tengo ningún amigo porque mis padres y yo somos cristianos. Si me siento con ellos, los padres y maestros los reprenden diciendo: ‘Ella es cristiana. No te juntes con ella porque los cristianos son malos.’ Por eso, estoy sola”, relata.
Durante el recreo, los niños corren, pero no dejan que Rumana juegue. “Ellos se divierten mucho, y verlos desde lejos también me hace feliz.” Los niños la insultan con comentarios crueles, pero ella elige no responder. “Cuando ellos hablan, sigo sonriendo para que no sepan que estoy herida. Pero lloro cuando estoy sola, para que no lo vean”, explica.
Sin embargo, Dios está obrando en el corazón de Rumana: “Le cuento todo al Señor y me siento mejor. ¿Por qué me enojaría? Los perdono.” Un día, estaba sentada en la escalera cuando los niños la empujaron. “Caí y comencé a llorar, pero ellos se rieron y no me ayudaron. Le conté al maestro, pero él dijo: ‘Te caíste sola. ¿Por qué te empujarían ellos?’”, recuerda.
En lugar de vengarse, ora por ellos todos los días. Una vez, sus compañeros le preguntaron por qué no asistía a una escuela cristiana. Ella respondió que las escuelas del gobierno son para niños de todas las religiones. Rumana sabe que en esa escuela tendrá más oportunidades para alcanzar su sueño de ser profesora. Quiere ser un modelo para niños y jóvenes, dándoles esperanza. “La gente me persigue, pero no dejaré que eso pase con mis alumnos. Les diré: ‘Estudien todo lo que puedan. Yo fui como ustedes y sufrí mucho, pero ahora los enseño. Si quieren, pueden llegar a ser como yo.’”
Muchas formas de persecución
Una de las fuentes de alegría de Rumana es participar en la escuela dominical, donde canta alabanzas, aprende sobre Dios y pasa tiempo con sus amigos
Rumana y su familia ya han enfrentado mucha persecución por seguir a Jesús. Antes de que quemaran su casa, varias veces les arrojaron ladrillos. En otra ocasión, cuando la niña estaba sola, los vecinos fueron a su casa y comenzaron a gritar. “Me insultaron y empujaron la pared de hierro, intentando derribarla. Pero yo permanecí en silencio. Me llamaron prostituta y dijeron: ‘Ven aquí, hoy te mataremos.’ Pero no fui.”
Sin embargo, una fuente constante de alegría para Rumana es la escuela dominical, un momento en el que canta, aprende sobre Dios y está con sus amigos. “Amo la escuela dominical porque no hay envidia ni peleas, y podemos jugar todos juntos”, dijo. Pero antes, incluso ir a la iglesia era aterrador.
Rumana recuerda un incidente cuando niños de la aldea la confrontaron mientras iba a la iglesia. Le bloquearon el camino y se burlaron de su fe. Después, la confrontación se volvió física. “Me golpearon, me lanzaron piedras y huyeron.” La niña quedó herida, pero sabía que quejarse haría poca diferencia. Ahora, va a la iglesia con una amiga y el padre de esta, lo que la mantiene segura. “Jesús me ama. Es solo por eso que he sobrevivido hasta ahora, a pesar de toda la persecución. Su amor me ha guiado hasta aquí y sé que estoy en el camino correcto”, dijo.
Banco Estado | Nº 3477 1228 854
Misión Puertas Abiertas
RUT 65184324-3
Cuenta vista o Chequera Electrónica
Sucursal Tajamar
Casilla N° 261
Av. Providencia, 1466
Santiago - Chile
Teléfonos:
(+55) 11 99629-9010
(+56) 9 9968- 2161