Iglesia se convierte en refugio en Turquía

En sólo 90 segundos, la vida del cristiano Mahmood quedó reducida a la mochila que llevaba a sus espaldas. Unos minutos antes vivía una vida normal con su familia en la ciudad de Malatya, Turquía. Fue entonces cuando llegó el terremoto que dejó más de 35.000 muertos y tuvieron que huir a su coche para sobrevivir.

Comprende la realidad que vivieron Mahmood y otros cristianos afectados por el terremoto en el siguiente vídeo:

"La iglesia se convirtió en nuestro refugio"

"He sido bendecido con una esposa amable y dos hijas encantadoras. Vivimos ocho años en la ciudad de Malatya. Trabajaba y llevaba una vida sencilla con mi familia. Vivíamos en un apartamento construido hace 20 años", dice Mahmood. 

Tan pronto como sintió los temblores, Mahmood reunió a su mujer y a su hija menor, de 8 años, para salir de casa lo antes posible. "Estábamos asustados por todo el caos. Lo que más me llamó la atención en aquella situación fue la oración de mi hija menor. Dijo: Dios, ¿no eres tú nuestro padre? ¿Salvarás a mi familia? Dijiste que eras nuestro pastor. Por favor, ayúdanos".

Durmiendo en el coche

La casa de la familia resultó completamente destruida. "Sólo quedó lo que traíamos en la mochila. Todo el pueblo se vio afectado. Nos quedamos sin electricidad, gas ni agua. Encontramos refugio en un pueblo cercano. Había dos habitaciones pequeñas para alojar a 12 personas en cada una. Por la noche, los hombres dormían en los coches para que las mujeres y los niños tuvieran más espacio". 

Durante dos días sólo comieron galletas y agua. El barrio donde se alojaron estaba abandonado y sin ningún equipo de ayuda. Así que Mahmood y su familia caminaron hasta el centro de la ciudad para conseguir artículos de primera necesidad y luego volvieron al refugio temporal.

Amparados

"Estábamos sin documentos, sin dinero y, sobre todo, éramos extranjeros, por lo que no recibimos ninguna ayuda para salir de allí. Estábamos desesperados, creíamos que nos dejarían atrás". Fue entonces cuando Mahmood se puso en contacto con un cristiano local que ayudó a la familia a alquilar una furgoneta con otras dos familias para llegar a la iglesia de Ankara. 

"La iglesia se convirtió en nuestro refugio. Sentimos alivio del frío, el estrés y todo el tormento que habíamos experimentado en los últimos días. Pudimos dormir tranquilos en la iglesia. Quiero dar las gracias a todos los hermanos y hermanas en Cristo que han orado por nosotros y nos están enviando ayuda. Nos damos cuenta del amor como un solo cuerpo de Cristo en este momento. Tu ayuda significa mucho para nosotros. Sigue orando por nosotros, por las familias en duelo y por las innumerables víctimas de esta catástrofe que necesitan ayuda."