#Felicidad: La alegría de servir a Dios hasta en prisión

Todos los días, a las siete horas de la mañana, cerca de tres a cinco miembros de la Iglesia E se reúnen en la casa de la pastora Linda, que también es usada como iglesia doméstica. El grupo ora durante una hora. Ellos hacen eso de una forma que las autoridades no perciban sus acciones.

Para llegar a la iglesia, algunos van de moto o bicicleta desde los suburbios hasta la ciudad. Otros caminan varias horas por la madrugada para estar en las iglesias a las siete horas de la mañana.

Incontables ""visitas"" a la policía

En Vietnam, cuando un grupo es sorprendido adorando u orando, todos son llevados para la comisaría. Los miembros son liberados más fácilmente de que el pastor o propietario de la casa. Estos normalmente sufren durante días de interrogatorios, algunas veces son duramente agredidos y humillados en frente de toda la comunidad.

Debido al hecho de la pastora Linda ser propietaria de la casa, ella se volvió un blanco fácil de las autoridades locales. Cuando Open Doors le preguntó cuántas veces ella fue presa, ella comenzó a contar con los dedos y, después de unos instantes, desistió y dijo: ""¡No consigo contar más cuántas veces fui llevada presa. Ya fueron muchas!""

Cada una de sus ""visitas"" demora de tres a siete días. Otros cristianos, que conocieron la Iglesia E, confirman para Open Doors las detenciones regulares de la pastora Linda.

Cuando no está en la prisión, ella visita a los hermanos en Cristo y nunca falla un día en hacerlo, viajando varios kilómetros en su moto. ""No me importa se está lloviendo o haciendo sol"", dijo ella sonriendo.

La pastora Linda dice que fue usada por Dios en la vida de uno de sus carceleros. La esposa de uno de los policías que la arrestó contrajo de repente una enfermedad desconocida, exactamente cuando él arrestó a la pastora por la primera vez. El oficial estaba asustado. Perplejo por lo que había ocurrido con su esposa, él llamó varios médicos, pero ninguno consiguió ayudar.

Una mañana, la pastora Linda se sorprendió cuando el policía llegó hasta su casa. Esta vez, sin embargo, él no estaba allí para arrestarla, sino para pedirle un favor. ""¿Usted podría orar a su Dios para que mi esposa sea curada?, él preguntó. La pastora Linda lo hizo dispuesta y de inmediato. Al día siguiente había una indescriptible alegría en la casa del policía – su esposa fue milagrosamente curada. El oficial y su esposa se convirtieron en seguida y él no incomodó más a la pastora.

Hace mucho tiempo que ninguna autoridad local entra en la iglesia doméstica de Linda. ""Yo soy muy agradecida a Dios por todo"", comparte ella. Hace mucho tiempo también que ella no ""visita"" una comisaría. ""El Señor ha hecho tantas cosas maravillosas para protegernos y sustentar a su Iglesia"", concluyó la pastora.