Puertas Abiertas • 12 sep. 2016
“Si usted quiere una vida mejor, sólo tiene que ir para Occidente”, este es un consejo muy común que los cristianos iraquíes que buscan una vida mejor, reciben. Sin embargo, en un gran evento cristiano, les presenté otra manera de alcanzar esto: “Ustedes necesitan creer en dos cosas”, expliqué durante la conferencia. Primero, deben creer que son individuos amados por Dios. Y en segundo lugar, deben amar a aquellos que están a su alrededor.”
“Les comenté que era fácil creer que Dios está con uno cuando todo va bien. Pero ¿qué sucede cuando pierden a un ser querido o experimentan el fracaso o alguna enfermedad? O ¿si perdiesen todas sus posesiones materiales como le ocurrió a muchos desplazados? Aun así, ¿""ustedes creerían que Dios los ama?"" Para responder a esta pregunta, les leí los pasajes que enfatizan en el amor y cuidado de Dios.”
La palabra de Dios dice en Isaías 49.16 lo siguiente: "" He aquí que os he grabado en las palmas de mis manos"". En el mismo libro, en el capítulo 43,1-4, tenemos la convicción que: "" Mas ahora así dice el Señor, que te creó, oh Jacob, el que te formó, oh Israel: No temas, porque yo te he redimido; Yo te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando se pasa a través de los ríos, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba a cambio de ti. Ya que eres precioso y honrado delante de mis ojos y porque te amo, daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.""
""No obstante, les mencioné: "" la mejor mayor prueba del amor de Dios, es que murió por nosotros en la cruz, no sólo para darnos una vida mejor, sino la vida eterna, que es lo más importante de todo. "" Al final de mi discurso, una mujer de unos veinte años vino a mí llorando y dijo: "" Era como si usted estuviera hablando para mí. Yo perdí a mi marido y estaba teniendo dificultad para creer que Dios me amaba, pero ahora veo que Él me ama.""
Makruhi explica que se siente privilegiado de trabajar en Iraq, pero lo que más reconforta su corazón es saber que hay muchos hermanos y hermanas de todo el mundo que rezan por él y por el trabajo que ha realizado. Como agradecimiento, concluyó ¡Dios los bendiga por su implicación en este ministerio!
* El nombre ha sido cambiado por razones de seguridad.
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