Puertas Abiertas • 19 dic. 2023
A sus 12 años, Jenny es una niña cristiana que ha tenido la oportunidad de soñar al participar en un programa de alfabetización de Puertas Abiertas en el Sudeste Asiático
En una comunidad sobre pilotes del Sureste Asiático, donde el flujo de las mareas determina la vida cotidiana, Jenny, de 12 años, está construyendo un nuevo camino para sí misma y para las generaciones futuras. La niña pertenece a uno de los grupos étnicos más pobres del sureste asiático. De las 13 tribus musulmanas de la región, la suya es una de las más discriminadas. Esto es tan real que las oportunidades educativas parecían muy lejanas para ella.
Este grupo obtiene sus ingresos de los barcos pesqueros, pero sus esfuerzos se ven a menudo socavados por los piratas en el mar y otras tribus. Una vez que los miembros de estas tribus dan la espalda a su fe original y llegan a creer en Jesús, se enfrentan a una doble vulnerabilidad. Ya están marginados por su tribu y se enfrentan a la persecución de la comunidad por seguir a Jesús. Convertirse en seguidores de Jesús les expone a una mayor discriminación, menosprecio, privación de beneficios y exclusión de la comunidad. Su marginalización se ve exacerbada por la estigmatización y los estereotipos, y su falta de representación política les dificulta aún más influir en las políticas que afectan a sus derechos y su bienestar.
Además de estas dificultades, estas tribus también sufren discriminación y persecución. Están marginadas económicamente, con pocas oportunidades de empleo, acceso a bienes esenciales, atención médica e infraestructura. Sin olvidar el aislamiento social, el acceso limitado a servicios básicos y los conflictos por la tierra.
Las niñas como Jenny se casan en cuanto menstrúan por primera vez. A menudo, cuando se ven obligadas a casarse con hombres mayores, no pueden negarse, sobre todo si sus padres reciben grandes sumas de dinero. Por esta razón, socios locales de Puertas Abiertas han iniciado allí clases de alfabetización, con el objetivo de ofrecer a Jenny y a otras niñas una alternativa que les garantice la oportunidad de soñar.
Dificultades familiares
Jenny y su familia se enfrentan a mucha angustia y sufrimiento sólo por pertenecer a una tribu de baja posición
Jenny ayuda a su madre y a su hermana en las tareas domésticas. Su padre trabaja incansablemente como pescador para mantener a la familia, mientras que su madre se ocupa de la casa. Después de ayudar a su madre, Jenny va a la escuela con su hermana mayor, caminando unos 30 minutos.
Jenny y su familia han sufrido mucho, simplemente por pertenecer a una tribu de rango inferior. Esta discriminación ha provocado dificultades económicas devastadoras. "Mi padre trabaja muy duro, día y noche, pescando lejos de casa y manteniendo a nuestra familia. Cuando regresa, reunimos a nuestra familia para el servicio dominical. Es un momento precioso y alentador para nosotros", dice.
El padre de Jenny, un dedicado pescador, se enfrenta a la persecución de los demás pescadores. Criticado por su fe inquebrantable en Jesús, no se le permite pescar en ciertas zonas. Esto se suma a los retos a los que se enfrenta, haciendo más difícil la tarea de obtener ingresos. Sin embargo, la situación se complica aún más por los pescadores rivales que quieren dominar los lugares de pesca. Esto se traduce en amenazas, violencia e incluso muertes, lo que pone al padre de Jenny en peligro constante. A pesar de ello, confían en que Dios proveerá a sus necesidades.
En la memoria de Jenny queda grabado el día en que vio llorar a su padre por primera vez. "Fue realmente terrible ver a mi padre llegar a casa destrozado después del trabajo", cuenta. En aquella época reinaba el caos en la zona de pesca porque los pescadores rivales recurrían a la violencia y convertían a los cristianos en un objetivo, llegando incluso a matarlos. "Mi padre no pescó durante semanas por la inseguridad. Fue una época difícil para nuestra familia, pero estoy agradecida a Dios por cuidarnos y ayudarnos", continúa.
Pasión por aprender
En el sudeste asiático, niños cristianos de una tribu considerada inferior participan en un programa de alfabetización que les garantiza nuevas oportunidades
En la escuela, Jenny es discriminada por profesores y compañeros, que basan sus opiniones únicamente en su origen tribal. Por eso, a menudo se queda sola, sin amigos. "Me tratan mal porque no puedo permitirme las mismas cosas que ellos. Aunque estemos en el mismo sitio, mantienen las distancias conmigo. También oigo palabras crueles no sólo sobre mí, sino sobre mi familia", explica.
En el cuarto año de primaria, Jenny tiene una pasión por aprender que arde con más fuerza que nunca. Con el programa de alfabetización, además de estar preparada con las herramientas necesarias para sobresalir académicamente, se encendió un poderoso resplandor en Jenny. Ahora puede soñar a lo grande. "Con el programa de alfabetización desarrollé mis capacidades de lectura y escritura, lo que me permitió progresar en mis estudios", explica.
La asignatura favorita de Jenny son las matemáticas. Le gusta poder resolver problemas, así que puede ayudar mucho a su madre: "Cuando mamá y yo vamos juntas al mercado, la ayudo a contar el pago", dice. Hoy, Jenny es una de las mejores alumnas de su clase: "Quiero influir positivamente en la vida de los demás. Quiero ser profesora", dice.
Cuando llega la Navidad
En Navidad, Jenny, su familia y su iglesia se reúnen para celebrar el culto con cantos y danzas.
El inquebrantable amor de Jenny por el aprendizaje brilla incluso ante la adversidad. A pesar de los comentarios desagradables y las críticas de sus compañeros y profesores por su origen tribal, sigue decidida y sedienta de conocimientos. Su resistencia y su espíritu inquebrantable inspiran a muchos de los que están a su lado, ofreciéndoles la esperanza de que los retos pueden superarse con perseverancia y ayuda.
En Navidad, Jenny, su familia y su iglesia se reúnen para celebrar el culto con cantos y bailes, seguidos de una alegre cena. Cuando se le pregunta qué piensa de la Navidad, dice: "Me encanta la Navidad porque me llena de alegría. Jugamos, comemos e intercambiamos regalos. Es la única vez que recibo regalos, ¡lo que la hace aún más especial para mí! Además, Jesús murió por nuestros pecados. En Navidad, recuerdo cuánto nos ama a mí y a mi familia".
La Navidad pasada, Jenny deseó buena salud a sus padres. Sueña con crecer y hacer que sus padres se sientan orgullosos, con la ayuda de Dios. "Quiero ser líder juvenil en la iglesia doméstica, como mi hermana mayor. Oro y espero que un día pueda ayudar a otros a crecer en su fe".
Banco Estado | Nº 3477 1228 854
Misión Puertas Abiertas
RUT 65184324-3
Cuenta vista o Chequera Electrónica
Sucursal Tajamar
Casilla N° 261
Av. Providencia, 1466
Santiago - Chile
Teléfonos:
(+55) 11 99629-9010
(+56) 9 9968- 2161