Puertas Abiertas • 28 jun. 2017
Hassan, con apenas cinco años de edad, escuchó el ruido de la piedra antes de verla. Y no tuvo tiempo para cubrir su cabeza. Afortunadamente, no necesitó hacerlo. El que la lanzaba se movió tan rápido que eso perjudicó su puntería. La piedra cayó inofensivamente en un edificio cercano, con un ruido ensordecedor.
La lucha por nuestros niños
Hoy, criar a un niño, ya es difícil. Incluso antes de que nuestros hijos puedan hablar, estamos luchando contra los mensajes que se arraigan en sus mentes para definir su identidad. Los medios de comunicación se empeñan en confundir a nuestros niños y niñas y decirles quiénes son.
Como padres, queremos hacer todo lo posible para luchar contra ello. Armados con la Palabra de Dios, compartimos la visión de Dios para su pueblo a través de las Escrituras con nuestros hijos. Y rogamos a Dios para que su Palabra los proteja, los lave y los limpie de las manchas de la humanidad caída. Y, claro, no queremos que a nuestros hijos les hagan daño. Hacemos todo lo posible para eliminar cualquier tipo de dolor. Pero, imagínense la vida de padres cristianos en áreas hostiles al evangelio, y la lucha que ellos enfrentan para proteger a sus hijos de una intensa persecución.
Persecución a través de los ojos de un niño
Los niños como Hassan sólo saben que son odiados porque son diferentes. Y son diferentes porque siguen a Jesús. Ante los ojos de sus padres, su inocencia infantil se desmorona lentamente. El padre de Hassan, después de darse cuenta de que estaban en peligro, apretó a su hijo en sus brazos y rápidamente se dirigió a casa. Tomando muchas vueltas y desvíos, hizo todo lo posible para evitar a cualquier seguidor en su camino.
""¿Vamos para casa?"", pregunta Hassan. -Sí, hijo -responde su padre-. ""Debemos irnos"".
Hassan no pudo ocultar su frustración. Este no era el primer incidente. Hassan soñaba con el día en que su padre pudiera relajarse y que juntos pudieran salir a buscar helados sin preguntarse si estarían expuestos o no. Cuando Hassan y su padre entraron a su casa, Hassan le preguntó: ""Papá, ¿Por qué la gente nos arroja piedras? ¿Por qué a ellos nos le caemos bien, qué mal les hemos hecho? ""
Su padre sonríe dolorosamente mientras responde: ""Hassan, somos diferentes porque seguimos a Jesús. La gente de nuestra ciudad tiene otra religión, no aceptan a los que son diferentes "".
Un solo cuerpo, un solo clamor
Hassan es sólo un ejemplo que nos enseña que debemos unirnos para apoyar a nuestros hermanos perseguidos.
La madre de Hassan llora, ""¿Por qué no nos dejan en paz, por qué Hassan tiene que sufrir con todo esto?"". El padre de Hassan comparte: ""Saber que Dios nos ha llamado nos ayuda mucho. A veces tenemos miedo, pero queremos recordar y enseñar a nuestro hijo que Jesús está siempre con nosotros "". Viviendo bajo circunstancias de extrema persecución y aislamiento de otros creyentes, los padres de Hassan temen que él se desanime. Sin embargo, ellos tienen convicción que Dios honrará sus oraciones y que cada uno de ellos está siendo preparado para la eternidad.
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